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Orientación, dirección, sentido...

El fracaso de una GRAN PROMESA: la gran promesa de un Progreso ilimitado, de felicidad para el mayor número de personas, y de libertad personal sin amenazas ha sostenido la esperanza y la fe de mucha gente en las últimas centurias. Producción ilimitada, libertad absoluta y felicidad sin restricciones formaban el núcleo de la modernidad. El progreso traerá el bienestar y la felicidad a los individuos y a los pueblos se sostenía... Con el advenimiento de la Edad Contemporánea habíamos creído que podíamos convertirnos en semidioses, seres supremos, capaces de llevar a cabo una nueva creación (y un simple e insignificante virus, aportándonos un aleccionador baño de realidad, nos ha demostrado que no, que somos limitados, enormemente vulnerables y además simplemente contingentes). En la actualidad, la ilusión de una «felicidad» completa es una de las grandes mentiras con las que la sociedad del bienestar y del progreso ilimitado nos hechiza.  Continúan las desigualdades, guerras, conflictos, crisis diversas, hambre, miseria, catástrofes naturales, enfermedades, violencia, odio, xenofobia... signos evidentes del fracaso del gran proyecto de la modernidad.

Vivimos tiempos difíciles, tiempos de cambios, tiempos de revisión crítica. Graves crisis nos acechan, a nivel colectivo, pero también a nivel individual: ecológica, climática, alimentaria, energética, económica, crisis de valores, de cultura, de filosofías y modelos de vida, crisis institucionales, incluso en cierto sentido hasta crisis de civilización. El sistema de valores y creencias que han estado sustentando el «mundo» conocido hasta el presente se han desmoronado, han saltado por los aires; y otros «universos mentales» aparecen en el horizonte, algunos con vocación ciertamente totalizante. Hoy nos encontramos en medio de una pugna ideológica-cultural entre distintas formas de interpretar y de estar en el mundo, con una concepción ideológica, antropológica, educativa y cultura ciertamente diferentes, que pugnan por abrirse paso y ejercer su hegemonía sobre la población...

Estamos asistiendo al intento de perpetuación en el poder de una mentalidad pseudo-izquierdista, falazmente progresista, de base nihilista, con tendencia totalizadora, una nueva mentalidad, una nueva cosmovisión del mundo, de la sociedad, de la cultura, que intenta establecer hasta los mismos fundamentos antropológicos, éticos y morales por los que han de regirse las sociedades humanes en la actualidad: mercantilismo, utilitarismo, productivismo, consumismo, hedonismo, primacía del materialismo, liberalismo salvaje, individualismo, progresismo y bienestar materialistas, desigualdad … son algunos de los ingredientes del actual «sistema» que se nos va imponiendo, un «sistema» perverso y criminal (criminal en tanto es causante de infinidad de víctimas metafóricas y reales bajo mil formas diferentes) y que ahora no sólo no es cuestionado por las fuerzas que tradicionalmente se oponían al mismo sino más bien gestionado e incluso en determinados aspectos apuntalado y profundizado por una contradictoria pseudoizquierda y un pseudoprogresismo trasnochados, actuando de comparsas inconscientes a un neocapitalismo salvaje y a un neoliberalismo rampante. No somos suficientemente conscientes de los condicionantes materiales y mentales a los que el sistema nos tiene sometidos, haciéndonos creer falazmente que nos encontramos en el paraiso de la libertad... En la actualidad, unos determinados postulados, unas determinadas concepciones de todo tipo provenientes de determinadas fuerzas sociales emergentes, ahora en el poder, quieren perpetuarse en el mismo y definitivamente imponérsenos como pensamiento único en nuestra sociedad. Y una sociedad en la que el pensamiento, la reflexión crítica, no tiene lugar, es siempre una sociedad adocenada, un caldo de cultivo de toda forma de manipulación.

En el mundo actual se habla de todo con detalle, menos de lo esencial. Enfrentamos los retos de un planeta en crisis y una humanidad cosificada, programada para el consumismo; donde cada vez más seres humanos están sumergidos en la lumpenización, la miseria económica, anímica o espiritual… Y la Educación, en lugar de dedicarse a formar personas que sean capaces de amar y de comprometerse con los demás, se ha dedicado a formar un tipo de profesionales el máximo posible de eficientes para el «sistema», aptos para ocupar determinados lugares relevantes, conseguir reconocimiento externo y para objetivos similares, potenciando prioritariamente las dimensiones técnico-profesionales de los individuos y orillando o prescindiendo de las dimensiones más típicamente humanas. Algunos de los problemas de nuestro tiempo se están produciendo no solo en el plano de la economía, sino también en una trasmutación de valores (algunos de ellos se han prostituido) como el derecho a la vida, el concepto de familia, libertad, progreso, felicidad…  Estos son algunos de nuestros problemas como ciudadanos del siglo XXI, desarraigados, sin consistencia, sin capacidad de aclararnos sobre lo mejor de nosotros mismos y nuestra civilización. Sin embargo, una buena Educación requiere: una idea lúcida acerca de la finalidad de la vida y una idea clara del tipo de ser humano que se pretende alumbrar.

La humanidad se encuentra en un momento crítico... A nivel global la comprensión de nuestro lugar en el Cosmos a partir de los últimos descubrimientos está cambiando. A escala planetaria las decisiones que tomemos en el presente marcarán los acontecimientos para las futuras generaciones… Las urgencias actuales no son tanto tecnológicas sino sobretodo humanísticas: propiciar, favorecer, facilitar, una reflexión serena sobre el enigma del mundo y de nuestra existencia en su seno. Nuestra participación puede contribuir a hacer más efectivo el cambio «radical» que nuestro mundo y nuestra sociedad necesitan. Nuestras acciones en la vida y en el mundo contribuyen a construir su belleza y a una más alta humanización...

Muchos en estos tiempos no viven, sobreviven, la vida les pasa inadvertida, sujetos a un sistema de vida que enferma todo lo que toca.... y desperdiciar la vida aterra, aunque no lo queramos reconocer... Todo esto nos invita a edificar una nueva casa, fundamentada no en las arenas movedizas del mundo sino en las del espíritu, que da forma al mismo. La vida es camino, singladura, horizonte y meta. La trayectoria no siempre es recta, a veces nos despistamos, nos desorientamos, cogemos atajos inapropiados, nos desviamos… La vida no es sólo ajetreo, activismo, trajín, son también momentos de calma y sosiego, capacidad de reflexión, diálogo intimo con uno mismo, detección de errores, rectificación, reconfiguración del rumbo, cambio, transformación…

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Encontrar nuestro lugar…

Vivimos en el seno de un vasto Universo

  1. Desde que los humanos existimos no hemos parado de preguntarnos sobre nuestro lugar en el cosmos. El misterio del infinito sobrevuela permanentemente sobre la mente humana...
  2. Desde siempre los humanos hemos intentado comprender cómo funciona el Universo.
  3. La comprensión actual del Universo es inquietante. Nuestro Universo es desconcertante, complejo, desafía nuestras expectativas... Los últimos descubrimientos son una revolución científica que está transformando nuestra visión del cosmos y sus secretos y nos acercan un poco más a comprender cómo funciona el universo y qué papel jugamos en él.
  4. El Universo no es una entidad estática y cerrada. Nuestro Universo se está expandiendo desde todas partes. El espacio mismo se está expandiendo. No hay centro en nuestro Universo.
    • El 70% del Universo está compuesto de energía oscura.
    • El 25% del Universo es materia oscura.
    • Solo el 5% del Universo es materia ordinaria (tu cabello y tu ropa, tus átomos y órganos, la comida, el aire y el mar, los animales, las plantas, el sol y la luna...)
    • El 95% de la materia restante nos es desconocida.
  5. En un cosmos encaminado hacia un futuro incierto, orientado hacia una meta desconocida... ¿cuál debe ser la orientación que estamos dando a la historia humana?... Su deriva no puede ser el caos, ni un consumismo insostenible sino la culminación de una historia plenamente humana...
  6. Todo lo que conocemos, todo lo que vemos del Universo, es solo el 5% del total. El 95% restante son cosas que no podemos ver, que por el momento aún no entendemos.
  7. Comprender al ser humano, consiste en descubrir su lugar y su función en el Universo.

Las limitaciones del conocimiento humano

Indagadores apasionados pero contenidos

  1. A pesar de la fascinación que suscita la idea de que pudiéramos conocerlo todo, la convicción creciente es que no sólo no lo vamos a conocer todo, sino que muy probablemente estamos constitucionalmente incapacitados para hacerlo.
  2. Formamos parte de la cuestión misma que estamos indagando, estamos inmersos en ella y nunca podremos salirnos «fuera» de la ecuación de la cual formamos parte, para practicar una observación completa y objetiva de nosotros mismos.
  3. Considerando nuestra irrefrenable pasión por alcanzar el máximo conocimiento hay que desear que, dentro de nuestras posibilidades constitucionales, lleguemos lo más lejos posible. Pero no será posible llegar más lejos de los límites que nos imponen la mente y la razón humanas. Resulta deseable, pues, que seamos indagadores firmes, pero a su vez humildemente contenidos.
  4. De la limitación del conocimiento humano se deduce tanto la gran precaución que debemos mantener al formular afirmaciones sobre cuestiones como la materia o la energía (de las que apenas conocemos una ínfima parte), o cuestiones sobre la Realidad última (¿Dios?), como la necesaria bienvenida a un conocimiento abierto a una posible realidad más amplia.
  5. Sería, pues, adecuado por nuestra parte mantener una sensata actitud de prudente modestia al tiempo que una perspicaz apertura mental.

Perdidos en el espacio

  1. Somos moradores de un vasto y antiguo cosmos ... Somos una mota solitaria (¿?) en medio de la inmensidad cósmica ...
  2. Estamos en un planeta, perdido en el espacio, orbitando alrededor de nuestro sol, en medio de millones de otras estrellas, en un pequeño rincón de una galaxia, en un Universo en constante expansión…
  3. Vivimos en un insignificante planeta, en el seno de una pequeña galaxia perdida en una esquina olvidada del Universo.

La vida en el planeta Tierra

  1. La «sabiduría» nos enseña que el ser humano es el lugar donde el cosmos puede tomar plena conciencia de sí.
  2. Aquí nos hallamos todos: insignificantes seres humanos, poblando un pequeño planeta, perdidos en la inmensidad cósmica.
  3. La vida humana, nuestra existencia, es tan solo un pequeño asomo, una ojeada momentánea, efímera y fugaz, a las maravillas de este asombroso Universo...
  4. Seres humanos experimentando, con más o menos conciencia, el milagro de la vida y la singularidad de nuestro mundo, o nuestro enigmático destino cósmico.
  5. Podemos vivir medio dormidos, con poca conciencia de nuestra realidad, dejándonos llevar por cosas trivialidades externas a nosotros mismos….
  6. … o, por el contrario, experimentar la conciencia de vivir y mantenernos despiertos, en un «viaje» intenso hacia una vida más «digna» y «plena».
  7. Elevar nuestro nivel de consciencia, adquirir un mayor grado de consciencia, es vital si no se queremos sumergirnos en la rutina, la mediocridad o el hastío. La Vida tiene como propósito fundamental el desarrollo de la consciencia, posibilitando así una vida más lúcida, más consciente, más plena.
  8. Sólo comprende las claves de la existencia quien ha accedido a cierto «nivel de consciencia».

La naturaleza humana y su despliegue

  1. Lo que ahora somos los humanos es el resultado de un largo proceso «biológico», «mental» y «cultural» ... El hecho de ser «homo sapiens» no nos convierte necesariamente en plenamente «humanos».
  2. El conocimiento profundo de la realidad y de nosotros mismos es el cauce por el que el ser humano puede llegar a ser plenamente humano.
  3. La vida siempre está por construir, es una estatua que hay que esculpir, una gloria a conquistar o un destino a desafiar y a cumplir.
  4. Los humanos reflexionan, se interrogan, se preguntan ... «una vida sin examen, sin reflexión, no merece ser vivida». (Sócrates)
  5. Lo que nos hace humanos es nuestra capacidad de pensar, de sentir, de reflexionar, de empatizar... Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor.
  6. Nuestra obligación es «ser». Sencillamente «ser», esforzarnos para llegar a ser lo que en esencia ya somos, llegar a ser «nosotros mismos».
  7. No se trata solamente de «hacer», sino sobre todo de «ser», se trata sobre todo de empezar «siendo verdaderamente uno mismo».
  8. En esto debería consistir nuestra verdadera tarea: aprender a ser (hacernos) humanos, en plenitud: crecer, desplegarse, desarrollarse humanamente... siempre podemos transitar del miedo al otro al amor, que es lo que nos hace propiamente humanos... esa debería ser nuestra meta y nuestro camino...
  9. La vida es un proyecto siempre inacabado de crecimiento personal. Hacerse adulto, significa entre otras cosas, hacerse responsable y hacerse responsable no es otra cosa que asumir el protagonismo de nuestra vida. (JM Batalloso)
  10. En el complejo camino del vivir, la «sabiduría» ha sido considerada el camino por excelencia hacia la plenitud, poniéndonos en contacto con nuestros anhelos más profundos.
  11. La «sabiduría» nos enseña que la lucidez, la plenitud y el gozo sereno no son una ilusión, sino nuestra naturaleza profunda: nuestra herencia y nuestro destino.

A la búsqueda de sentido

  1. Los humanos necesitamos encontrar sentido a la realidad. La respuesta: las diversas «culturas» humanas... Éstas modelan profundamente la manera de «pensar» y de «sentir» de sus miembros.
  2. Sin embargo, a pesar de encontrarnos en el siglo de la información, las cosas más básicas e importantes, para muchos, permanecen todavía desconocidas ...

Artistas de nuestra propia vida.

  1. Todos estamos llamados a ser artistas de nuestra propia vida.
  2. La vida no consiste sólo en encontrarse a uno mismo, sino en crearse a uno mismo. (G. Bernard Shaw)
  3. Cada persona, ante todo, debe ser «autor» de su propia vida, esto implica vivir de acuerdo unas expectativas personales, libre y responsablemente escogidas, sintiéndose sujeto y protagonista y dando sentido a su vida…

Papel de la Educación y la Formación.

  1. De alguna manera hay que actualizar los consejos que ya daba Erasmo en el siglo XVI: «Los árboles que crecen solos son árboles que no tendrán ningún fruto o tendrán malos frutos. Los hombres no nacen hombres, sino que se hacen a través de la educación».
  2. Una buena «Formación» debe ocuparse sin duda de contribuir a vivir de una forma más «plena» y «bella».
  3. En el mercado de las ideologías, de las filosofías de la vida, de las formas de vivir y de pensar... una invitación, pues, al desarrollo del sentido crítico, al cultivo del espíritu y a la búsqueda de una vida más plena…

Civilización, progreso, alienación

  1. Con la civilización hemos pasado del problema del hombre de las cavernas al problema de las cavernas del hombre. (E. Morin)
  2. «Progresar» significa avanzar... pero en la buena dirección... Un «progreso» desarraigado de la esencia del hombre no es más que un retroceso que nos hace vivir mejor. Todo aquello que pretenda destruir o vaya en contra de la «naturaleza humana» no es verdadero «progreso».
  3. El «progreso» celebra victorias pírricas sobre la Naturaleza. Nada que vaya contra la «naturaleza humana» puede considerarse auténtico progreso.
  4. Libertad significa responsabilidad… encaminarse a desplegar libremente lo que nuestra propia naturaleza nos está llamando a ser.
  5. Libertad: ser uno mismo, actuar libremente sin dejarte condicionar ni por las cosas externas, ni por la opinión de los demás, ni por nuestros propios interesados sentimientos.
  6. La libertad de la flor consiste en ser plenamente una flor, no en ser un árbol o una piedra, no ser algo distinto de lo que uno en esencia ya es. No hay más libertad que la de ser lo que íntima, esencialmente, ya se es.
  7. A menudo el «sistema» imperante nos tiene atrapados con sus argucias, atrapados entre sus variados y largos tentáculos. Ello lo consigue a través de diversidad de seductoras «zanahorias», a menudo esclavizantes, que nos propone: dinero, acumulación, riquezas, fama, fachada, apariencia, exterioridad, poder, imposición, dominio, egocentrismo, fragmentación, dispersión, hedonismo, relativismo...
  8. El «sistema» crea una serie de sutiles «mecanismos», «productos» que han sido fabricados con el propósito de que, como obediente rebaño, seamos guiados, conducidos, llevados, hacia los rediles que interesan al «sistema».
  9. El poder del sistema capitalista es estupendo. Su mayor logro es la colonización del pensamiento, de nuestra mente, y de los actos cotidianos que cada uno realizamos, la «transformación» de cada uno de nosotros en siervos, súbditos o esclavos de su «sistema».
  10. Estamos atrapados por lo urgente y lo importante se eclipsa, lo esencial se desatiende.
  11. Necesitamos una revolución más honda que las revoluciones económicas. Una revolución que transforme las conciencias de hombres y pueblos. No es suficiente con cambiar las estructuras sociales y políticas: es necesaria una transformación profunda hacia una nueva orientación que nos encamine a ser verdaderamente humanos.
  12. Ser humano es compartir, y no poseer; dar, y no acaparar; crear vida, y no explotar a nuestro semejante.

El escepticismo de nuestra época e ilusiones falaces

  1. Estamos saturados de ideas y palabras, pero vacíos de ser, carentes de referencias, de armonía, de integridad.
  2. La ilusión de una «felicidad» completa es una de las grandes mentiras con las que la sociedad del bienestar y del progreso ilimitado nos hechiza.
  3. Se nos quiere hacer creer que «felicidad» equivale a consumismo y libertinaje. Sin embargo, experimentamos que no todo lo que deseamos, perseguimos y acaparamos nos es necesario y nos llena.
  4. El sistema humano no funciona correctamente si sólo satisface sus necesidades materiales y no aquellas más «específicamente humanas» como el amor, la ternura, la compasión, la solidaridad o la alegría...
  5. Todo en el «sistema» nos induce a preocuparnos por las cosas, el hacer, el tener, el activismo, la exterioridad…, a poner nuestra atención en nimiedades triviales en detrimento de una mayor atención e interés por las personas. El «sistema» ruidoso, enajenante y enloquecido que hemos creado nos lleva a ello…
  6. Las grandes corrientes sapienciales de todos los tiempos nos invitan, sin embargo, a entrar dentro de nosotros mismos, a conocernos mejor, a vivir desde nuestro centro, desde nuestro ser más esencial («conócete a ti mismo»). Menos «tecnologismo» y más «humanismo» es quizás lo que nuestro desnortado mundo necesita.

Una sociedad compleja y contradictoria

  1. ¿De qué modo habitar en la complejidad y en la incertidumbre sin caer en la desorientación, en la dispersión o en la enajenación?...
  2. «Información», «conocimiento», «sabiduría» … Estamos saturados de ideas y palabras, pero… ¿Dónde está el «conocimiento» que se nos escapa con la información? ¿Dónde está la «sabiduría» que perdemos con el conocimiento?
  3. En la era de la «posverdad», debemos denunciar la manipulación y la mentira, fomentar el afán por lo verdadero, estimular la actitud crítica y dotarnos de criterios para contrastarlo todo con la realidad.
  4. En nuestras sociedades la exaltación de la personalidad ha conducido a unas cotas asombrosas de necedad: se trata de aparentar ser «alguien». Se exalta la fama, se nos vende una determinada idea de libertad, de progreso, de bienestar, de felicidad... (M. Cavallé)
  5. ... De aquí la frustración, la insatisfacción vital, la enajenación, la pobreza e indigencia interior que estas falsas y tintineantes promesas están provocando a escala planetaria.
  6. Quien está arraigado conscientemente en su Fuente se siente plenamente ser. Quien no lo está, ha de huir, escapar de su vacío interior, de su dolor esencial, pretendiendo falazmente ser «alguien» ante los demás y ante sí mismo.
  7. Sin embargo, por mucho que en nuestra vida intentemos «evadirnos» ... Nadie escapa de sí mismo.
  8. Se puede huir de todo menos de uno mismo, incluso aunque el caos reine en nuestro interior.
  9. La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo. La libertad consiste en ser dueños de la propia vida. El hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo.
  10. Frente la frenética vía del consumismo, la degradación y la dispersión son necesarios estilos de vida cada vez más sanos, más auténticos y más armónicos con la conservación de la Casa Común. La artificiosidad y la sofisticación es el umbral de la degradación. Nuestra integridad no pasa por responder a las leyes del mercado.
  11. No es suficiente con cambiar las estructuras sociales y políticas: es necesaria una transformación básica del ser humano. Se necesita un trabajo interior que cambie la arquitectura de nuestras estructuras.
  12. Este vacío de nuestra civilización sólo se solventará cuando en ella la «sabiduría» se constituya de nuevo en referencia del verdadero conocimiento.
  13. Las grandes tradiciones de sabiduría son unánimes al recordarnos que poseemos un potencial magnífico del que con frecuencia estamos desconectados o que ni siquiera sospechamos. Estamos dormidos a nuestro verdadero ser.
  14. El ser humano necesita aprender a ser lo que es, aprender lo que por esencia está llamado a ser…
  15. «Seamos auténticos: esta es verdaderamente la auténtica revolución». (E. Mounier)
  16. Sólo nos alimenta y enriquece de verdad lo que somos capaces de escuchar en lo más profundo de nuestro ser.

Convertirse en sabios

  1. «Todos los seres humanos estamos llamados a la virtud, a vivir de una forma plena, a vivir de una forma bella...» (Musonio Rufo, s. I).
  2. A todos los hombres les está concedido conocerse a sí mismos y ser "sabios". (Heráclito).
  3. La finalidad última de todo ser humano es descubrir quién es uno realmente (A. Huxley)
  4. La mayor sabiduría que existe es conocerse a sí mismo. El esfuerzo de toda una vida puede emplearse en comprenderse a uno mismo. Existir significa encontrarse a sí mismo.
  5. «Hombre, conócete a ti mismo, y conocerás el Universo y a los dioses». (Oráculo de Delfos)
  6. En el «conocimiento de sí mismo» radica la virtud y la esencia de la sabiduría. Quien conoce a los demás, es inteligente. Quien se conoce a sí mismo, es sabio. (Lao Tse)
  7. El autoconocimiento de uno mismo, que exige penetrar en las profundidades del corazón, es el comienzo de toda sabiduría humana (E. Kant). Sin un profundo saber sobre nosotros mismos, podríamos correr el riesgo de nunca saber quiénes somos y pasar nuestra vida ignorándonos a nosotros mismos.
  8. En el ser humano hay un deseo de plenitud y de vida, de felicidad y de infinito, de verdad y de belleza (R. Panikkar)
  9. «Conócete a ti mismo». Entra a fondo en tu interioridad y conoce tu verdadero ser. Reflexiona, piensa por ti mismo, ten capacidad crítica, ten ideas propias, ten una mirada crítica y profunda sobre la realidad. No te quedes en la superficie de las cosas.
  10. El «conocimiento de sí mismo» va más allá de lo estrictamente psicológico, para situarse en el ámbito de la necesaria crítica social que permita desvelar aquello que hay de alienante y enajenador en nuestro medio y que nos impide desarrollarnos plenamente como personas. (JM Batalloso)
  11. El sabio enseña con sus actos, no con sus palabras. Al que no admite consejo no se le puede ayudar.
  12. Qué es un hombre y qué cosa diversa le corresponde hacer o sufrir a la naturaleza humana en relación a las otras naturalezas, estas son las cosas de las que va en busca el auténtico sabio y en cuya investigación se empeña a fondo.

El prototipo de sabio

  1. «Sabio» no es aquél que conoce muchas cosas, que sabe acerca de «esto» y de «lo otro», sino el que se conoce a sí mismo, es decir, el que conoce la base de todo lo que es y vive en conformidad con la Razón única (Logos), con la Naturaleza esencial de la Realidad.
  2. Llamaremos «sabio» sólo a aquél que ha alcanzado las cumbres del verdadero conocimiento y de la virtud. El comienzo de la sabiduría es el silencio. (Pitágoras)
  3. Ser sabio es virtud máxima, y sabiduría es decir la verdad y obrar de acuerdo con la Naturaleza esencial, escuchándola.
  4. La virtud del sabio es su integridad, la fidelidad a su propio ser, el respeto consciente y activo por lo que de hecho ya es.
  5. Zenón afirmaba: El fin de la vida es vivir de modo coherente, esto es, vivir según una sola norma y de acuerdo con ella. Para la mayoría de los filósofos de la Antigüedad, la congruencia entre mente y conducta era una condición imprescindible para alcanzar la paz interior.
  6. Cuando el ojo no está bloqueado, el resultado es la «visión». Cuando la mente no está bloqueada, el resultado es la «sabiduría» y cuando el espíritu no está bloqueado, el resultado es el «amor». (Proverbio chino)

Conclusión

  1. La totalidad del cosmos, reflejo de la Realidad absoluta. La actividad más elevada que lleva a cabo aquél que ha alcanzado la «sabiduría» es cantar la existencia: contemplándola, celebrándola, ensalzándola.
  2. «Ni para los hombres, ni para los dioses, existe mayor privilegio que con himnos celebrar por siempre y en justicia estricta la ley universal.» (Cleantes, «Himno a Zeus»). En el sabio los latidos de su corazón sintonizan con los latidos del Universo.
  3. Los sabios eran los grandes referentes sociales en la antigüedad. ¿Dónde están los «sabios» en nuestra cultura? Una sociedad sin sabios es una sociedad que se dirige hacia ninguna parte.
  4. «Todo se perderá»: así reza la sabiduría vinculada al paso del tiempo. Sin embargo, ¿qué posee más «realidad»: las cosas materiales del mundo, que por muy consistentes que parezcan también quedarán inexorablemente engullidas en la noche del tiempo, o la vida sentida con intensidad por cada uno de nosotros? Todo se perderá, pero casi seguro que el grosor invisible de un acto de generosidad supera al del manto de la Tierra. Todo se perderá, pero hay más «realidad» en un encuentro amistoso y franco que en el rascacielos más alto del mundo. Todo se perderá, pero de algún modo cuenta más que una persona ayude a otra que mil galaxias desaparezcan del firmamento.  Esto es lo que salva el mundo: la bondad cotidiana de las personas; la bondad en las acciones de unos hacia otros. «Esa bondad, esa absurda bondad, es lo más humano que hay en el hombre, lo que le define, el logro más alto que puede alcanzar su alma». (JM Esquirol)
  5. Pero no... no todo se perderá... Además del mensaje de las grandes religiones y de las ancestrales tradiciones sapienciales, el nuevo paradigma científico, los recientes descubrimientos de la ciencia más vanguardista, la ciencia de la conciencia, están apuntando a que existe una realidad más amplia que el angosto y limitado plano físico y que... «La muerte existe, pero no es el final»
  6. Del Alfa al Omega. La gran cadena del «Ser»: de bestias a dioses. Del cero al Uno, a la Plenitud, al Absoluto. Estamos llamados a la plenitud humana. Hemos sido creados como personas para madurar y desarrollarnos plenamente. Estamos sólo a mitad de camino hacia el verdadero «homo sapiens». La persona está encaminada hacia el desarrollo de su persona en plenitud. Nuestra especie tiene que transformarse para llegar a ser personas integrales. Aunque sigan las malas noticias en la prensa, la especie humana no impedirá el desarrollo del Principio Divino. El mundo no es el intento fallido de un demiurgo de segunda categoría. Es la obra de Dios, que nos confirmó que todo es bueno. La vida divina es más fuerte que las fuerzas destructivas de las personas. Los seres humanos tenemos un futuro, porque se trata del futuro de Dios. (W. Jäger)

Ver también:

Una nueva visión del Cosmos y del ser humano

La conciencia, dimensión sublime del ser humano

El ser humano integral e integrado

La muerte no es el final

SECCIÓ: LA CONCIÈNCIA


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