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Cultura de la vida: Moratoria sobre el aborto

Dos breves textos en torno a la cultura de la vida: una carta enviada al Secretario General de la ONU en relación con el aborto, un peldaño más en la larga lucha por el reconocimeiento del derecho a la vida. Frente al feminismo que subvenciona y promociona el gobierno, otro feminismo es posible.

La lucha por el reconocimiento de la dignidad de la vida humana y los derechos a ella inherentes ha supuesto un largo y laborioso camino a lo largo de la historia humana. En el año 48, cuando tras una amarga y sangrienta experiencia en la primera mitad de siglo, se proclamó la Declaración universal de los Derechos humanos, el mundo todavía no disponía de las evidencias científicas de las que hoy disponemos en relación a las primeras fases de desarrollo de la vida humana. Por eso hoy, cuando dichas evidencias científicas certifican la existencia de un patrimonio genético, original, único e irrepetible desde el momento de la fecundación, es propio de una cultura civilizada, por si no estuviera suficientemente claro, que se solicite la consideración de un bien jurídico a proteger la vida humana en cualquiera de las etapas en la que ésta se encuentre y por tanto la protección explícita de la vida humana desde sus primeras fases de desarrollo hasta su muerte natural.

Carta al Secretario General de la ONU. Publicamos el texto en español de la carta al secretario general de la ONU firmada por destacadas personalidades internacionales.

Hay muchas formas de entender el feminismo. La versión que de él quieren trasladarnos ciertos grupos feministas no es la única posible, ni quizás la más conveniente personal y socialmente. Hay otras maneras de entender el feminismo. Otro feminismo es posible

 

A Vuestra Excelencia Sr. Ban Ki-Moon Secretario General de las Naciones Unidas
A Vuestras Excelencias Presidentes de Gobierno y Jefes de Estado de las Naciones Unidas

En estos últimos sesenta años se han tomado muchas medidas y no se han escatimado esfuerzos para crear y sostener los instrumentos jurídicos en materia de protección de los ideales contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada el 10 de diciembre de 1948 en Paris.

En las últimas tres décadas se llevaron a cabo más de mil millones de abortos, termino medio unos cincuenta millones de abortos por año. Del último informe de United Nations Population Fund (Fondo de Población de las Naciones Unidas) se desprende que en China el aborto, fomentado o coactivo, es un riesgo que corren decenas de millones de niños que están por nacer en aras de una planificación familiar y demográfica gubernamental. En la India, en veinte años, por selección sexista se le quitó la vida a millones de niñas antes de nacer. En Asia el equilibrio demográfico peligra debido al infanticidio masivo de magnitud epocal. En Corea del Norte con el aborto selectivo se intenta eliminar radicalmente toda forma de discapacidad. En Occidente, el aborto también se ha vuelto en el instrumento de una nueva eugenesia que viola los derechos del feto y la igualdad entre los hombres. El diagnóstico prenatal ya no cumple su función de preparación para acoger y cuidar al bebé sino que es más bien un criterio para mejorar la raza, destruyendo de esta forma los ideales universales en los que se basa la Declaración Universal de 1948.

Sometemos a Vuestra consideración una petición de moratoria de las políticas públicas que fomentan formas de sumisión injustificada y selectiva del ser humano durante su desarrollo en el vientre de la madre mediante el ejercicio arbitrario de un poder de aniquilamiento, violando el derecho a nacer y a la maternidad. El artículo 3 de la Declaración Universal contempla que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.”

Hacemos un llamamiento a los representantes de los gobiernos nacionales para que expresen su opinión a favor de un emendamiento significativo del texto de la Declaración: después de la primera coma, insertar “desde la concepción hasta la muerte natural”.

La Declaración universal, de hecho, se refiere a los derechos humanos “iguales e inalienables” y proclama solemnemente que los seres humanos tienen la “dignidad intrínseca de todos los miembros de la familia humana” (Preambulo). La ciencia, con algunos de sus descubrimientos más significativos en el ámbito genético posteriores a la Declaración, documenta de forma irrefutable la existencia de un patrimonio genético humano en el embrión, un patrimonio único e irrepetible, a partir de su primera etapa de desarrollo. La Comisión británica Warnock, establece, en 1984, que a partir del décimo cuarto día de la concepción el embrión es un ser humano con derecho a no ser manipulado experimentalmente. Los gobiernos deben preservar y proteger estos derechos naturales que abarcan también el derecho a un “patrimonio genético que no esté manipulado”.

La Declaración de 1948 fue la respuesta del mundo libre y del derecho internacional a los crímenes contra la humanidad procesados tres años antes en Nuremberg. Como reacción a las prácticas eugenésicas de los médicos nazis, en 1948, la World Medical Association adoptó la Declaración de Ginebra en la que se afirma: “Respetaré la vida humana desde su comienzo”. El artículo 6 del International Covenant on Civil and Political Rights (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) aprobado por las Naciones Unidas en 1966, establece que “El derecho a la vida es inherente a la persona humana”. El aborto selectivo y la manipulación selectiva in vitro son la forma principal de discriminación entre los seres humanos por razones eugenésicas, raciales o sexuales. Es la misma persona humana que las Naciones Unidas amparan en el artículo 6 de su carta de los derechos.

A los sesenta años de la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es necesario renovar nuestra fuente principal de inspiración humanitaria enmendando el artículo 3. Hacemos un llamamiento a los gobiernos para que respeten escrupulosamente los derechos humanos y, el primero de estos derechos es el derecho inviolable a la vida.

Con toda consideración:
René Girard, antropólogo, miembro de la Academia Francesa
Lord David Alton, miembro de la Cámara de los Lores
Roger Scruton, filósofo inglés en el Bircbeck College
John Haldane, profesor de filosofía en la St. Andrews University
George Weigel, teologo y biografo de Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger
Robert Spaemann, profesor emérito de Filosofia en la Universidad de Múnich
Sor Nirmala Joshi, Superiora de las Misioneras de Madre Teresa de Calcuta
Josephine Quintavalle, directora del Comment on Reproductive Ethics
Paola Bonzi, Centro de ayuda a la vida en la clínica Mangiagalli de Milán
Pierre Mertens, presidente de la Federación internacional de la Espina Bífida
Jean-Marie Le Mené, presidente de la Fundación Jérôme Lejeune
Alan Craig, presidente de la Christian Peoples Alliance inglés
Richard John Neuhaus, teologo y director de First Things
Carlo Casini, presidente del Movimiento por la Vida italiano
Lucetta Scaraffia, docente de historia en la Universidad La Sapienza de Roma
Bobby Schindler, hermano de Terri Schiavo

http://www.ilfoglio.it/moratoria#secEsp

 

Otro feminismo es posible

Una auténtica promoción del feminismo por parte de los gobiernos

Promover el feminismo es promover a la mujer. Y qué mejor manera de promoverla que valorando, protegiendo y velando lo que le es más propio: la maternidad, desde la concepción hasta el parto.

Cuando una mujer se enfrenta a un embarazo imprevisto lo más triste que puede hacer un gobierno es deslindarse de una situación tan difícil ofreciéndole la soledad de unas leyes que como única salida brindan el aborto.

Qué distinto es aquel gobierno que implementa políticas de ayuda que hacen sentir la cercanía y el apoyo de la sociedad a la mujer embarazada, a través de medidas que ofrecen ayudas económicas, posibilidad de dar en adopción al bebé, educación en el amor, atención psicológica, médica y laboral, entre tantas otras.

Feminismo también significa no privar de la belleza de saberse madre ni de un hijo como si de una enfermedad se tratase. Y en esto mucho tienen que hacer todavía no pocos gobernantes.

Autor: Mujer Nueva  

http://www.mujernueva.org/


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