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Formación para el amor (1)

El amor humano

Para conceder a nuestra existencia la dignidad que le corresponde, debemos vivir la vida del «amor» con autenticidad.

Lo que entiende actualmente por amor humano la mejor investigación antropológica y ética.

¿Cómo deberíamos vivir? Hay ciertas inquietudes y desasosiegos que aquejan a todo ser humano. Y tienen mucho que ver con nuestro interés en gestionar nuestras vidas con sensatez. Lo que nos induce a profundizar en ellas es una angustia psíquica, una especie de ansiedad y desasosiego permanentes. Y es probable que nos hagan sentir preocupados, inquietos e insatisfechos con nosotros mismos.

Son cuestiones relacionadas, de una manera u otra, con una pregunta que es última y preliminar: ¿cómo debemos vivir? El interés de esta pregunta nos concierne directamente, y de una manera muy personal. Nuestra respuesta a ella se basa en cómo vivimos o, cuando menos, cómo nos proponemos vivir. Y, lo que quizás sea aún más importante, afecta  a cómo experimentamos nuestras vidas. Cuando intentamos resolver este tipo de cuestiones relativas a cómo vivir, lo que esperamos obtener es la íntima comodidad de sentirnos en casa con nosotros mismos.

Conviene, pues, reflexionar sobre cómo una persona debe vivir, sobre qué hacer o bien evaluar lo que ya se ha hecho. Hay personas que pueden llevar un tipo de vida que ninguna persona medianamente razonable elegiría libremente. En la medida en que eligen y persiguen determinados objetivos, pueden acabar dedicándose a ambiciones tan insulsas que su experiencia es, por lo general, anodina e insípida. En consecuencia, sus vidas pueden ser irremediablemente banales y vacías, y, tanto si lo reconocen como si no, pueden resultar terriblemente aburridas.

Cómo una persona debería vivir. Cómo conducirnos en nuestras vidas. Las relaciones con los demás son muy importantes en la vida humana. Nada puede ser más importante para nosotros que esas relaciones. "No se enseña a amar, se educa para amar." (W. Riso)

Formar a una persona significa entusiasmarla con los grandes valores

Formar a una persona significa entusiasmarla con los grandes valores. Consiguientemente, la tarea de las charlas cuyos guiones ofrezco en este libro consiste en mostrar la grandeza y excelencia del mayor de los valores: el amor oblativo, generoso, des­interesado. Si tengo que mostrar mi disconformidad con ciertas interpretaciones del amor, que lo reducen a mero erotismo, ello responde a la necesidad de clarificar el horizonte para que resplandezcan con toda nitidez las líneas maestras de lo que entiende actualmente por amor humano la mejor investigación antropológica y ética.

Todo gran valor crea en su torno un área de irradiación. Al adentrarse en ella, las personas sensibles se sienten atraídas. La labor del maestro o guía consiste en sugerir a las personas que se inmerjan en ese campo de imantación. El resto corre a cargo de los valores mismos, por el poder que tienen de hacerse valer. Todo valor pide ser realizado, apela a los hombres a asumirlo en sus vidas como un criterio de conducta y de acción.

Estas charlas, como toda doctrina ética auténtica, no intentan imponer una orientación determinada, pues su primer objetivo es fomentar la libertad de quienes las oigan. Sólo quieren despertar la emoción que produce el encontrarse con un valor excelso, que eleva a quien lo acoge activamente a lo mejor de sí mismo, a una cima de plenitud y de belleza.

La vivencia del «amor»

  • Hay nimiedades y cosas realmente importantes en la vida: la vivencia del amor es una de ellas…
  • Hoy en día el tema del amor está desfigurado por mil malentendidos y pre­juicios (ciertas interpretaciones del amor, que lo reducen a mero erotismo)
  • La cuestión es fundamental, compromete lo más hondo de cada persona.

La vida del «amor» es muy rica en matices y, por tanto, compleja como todo lo humano. Si queremos vivirla con autenticidad, para conceder a nuestra existencia la dignidad que le corresponde, debemos vivir la vida del «amor» con autenticidad. Para ello debemos consagrar tiempo y esfuerzo a reflexionar en qué consiste el amor verdadero, qué exigencias plantea al hombre, qué relación tiene con los modos más elevados de libertad y con el valor que cada uno de nosotros consideramos como el «ideal», el más importante de nuestra existencia.

Es insensato dejar al azar la formación de niños, jóvenes y adultos en cuestión tan decisiva

Como se ha indicado formar a una persona significa entusiasmarla con los grandes valores. No basta una mera información sobre el tema. Se requiere toda una «formación para el amor». Es insensato dejar al azar la formación de niños, jóvenes y adultos cuestión tan decisiva, que compromete en lo más hondo el ser de cada persona. Se presenta el altísimo valor del amor humano, bien entendido… las líneas maestras de lo que entiende actualmente por amor humano la mejor investigación antropológica y ética.

Es un breve, pero intenso tratado de ética lo que necesitamos configurar si deseamos plantear sobre bases sólidas el decisivo tema del amor, hoy día desfigurado por mil malentendidos y pre­juicios. No basta una mera información sexual. Se requiere toda una «formación para el amor», que descubra la necesidad de conjuntar las diversas energías que laten en el ser humano: las instintivas y las espirituales, los impulsos básicos y los grandes ideales que dan a la vida su orientación y su sentido.

Qué quieren las personas, qué es lo que desean… Queremos diversas cosas, pero sobre todo aquello que consideramos importante para nosotros y entre ellas por encima de todo se encuentra el “amor”.

El amor es la respuesta a aquello que se percibe como un valor máximo, como máximamente valioso para uno. Amamos a quien valoramos máximamente, amamos a aquel que para nosotros tiene el máximo valor. Si lo que amamos no nos pareciese valioso no lo amaríamos.

Lo que amamos necesariamente adquiere valor para nosotros porque lo amamos. El amante percibe al amado como algo valioso, aquel que para mí tiene el máximo valor, aquel que para mí tiene un valor infinito. En la medida en que nos preocupamos por alguien, es porque consideramos que aquel tú es importante para nosotros.

El amor es, fundamentalmente, una preocupación desinteresada por la existencia de aquél a quien se ama o por lo que consideramos que es bueno para él.

Fuente: A. LOPEZ QUINTÁS: El amor humano

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Ver también la sección: L'AMOR, L'ESTIMACIÓ...


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