titulo de la web

SÉNECA: Sobre la brevedad de la vida (III)

Somos finitos. Nuestra existencia es limitada. Para los antiguos esta era una preocupación siempre presente. Se trataba de vivir con esa preocupación, de no perder de vista que uno va a morir: la meditación aplicada a nuestra finitud, tener conciencia del carácter finito de nuestra existencia... Esa pre-ocupación existencial era importante por las consecuencias que se pudieran sacar para la conducta cotidiana. Hacia el final de su vida Séneca es bien consciente que la muerte es "el puerto", el lugar de destino de esa navegación que es nuestra existencia, sean cuales fueren la duración del viaje y los avatares del periplo. Lo importante no es lo larga que sea la vida, el número de años que esta dure, sino su intensidad y, sobre todo, su rectitud. Y sentencia: "lo que es un bien no es vivir, sino vivir bien, y hay que preocuparse sin cesar de lo que será la vida, no de lo que durará". Prosigamos, pues, con su reflexión sobre la brevedad de la vida y sus consecuencias para nuestra vida diaria.

Anterior

No juzgues, pues, que alguno ha vivido mucho tiempo por verle con canas y con arrugas; aunque ha estado mucho tiempo en el mundo, no ha vivido mucho.

En el arte de vivir, toda la vida se ha de ir estudiando, y lo que más se debe ponderar es que toda ella se ha de gastar en aprender a morir.

Muchos grandes varones, habiendo dejado todos los embarazos, renunciando las riquezas, oficios y entretenimientos, no se ocuparon en otra cosa hasta el remate de su vida, sino en el arte de saber vivir: y muchos de ellos murieron confesando que aún no habían llegado a conseguirlo: ¿cómo, pues, lo sabrán los que no lo estudian?

Es de hombres grandes, y que sobrepujan a los humanos errores, no consentir que se les usurpe un instante de tiempo, con lo cual viene a ser larguísima su vida.

Créeme, es propio del hombre eminente y que está por encima de los extravíos humanos no dejar que le quiten nada de su tiempo. Su vida resulta larguísima precisamente porque todo cuanto se ha prolongado ha quedado enteramente libre para él. Ningún momento ha quedado inactivo y ocioso, ninguno ha estado cedido a otra persona, pues tampoco ha hallado nada digno de intercambiar por su tiempo, como que es de él celosísimo administrador. Así pues, para él fue suficiente.

En cambio, es inevitable que les falte a aquellos de cuya vida la gente se ha llevado mucha parte. Y no tienes por qué pensar que ellos no advierten a veces su pérdida: por descontado que oirás a los más de esos a quienes una gran prosperidad abruma, exclamar ante tropeles de clientes o demandas judiciales u otras honestas tribulaciones de cuando en cuando: «Me resulta imposible vivir». ¿Cómo no te va a resultar imposible? Todos los que te reclaman para ellos te sustraen a ti mismo. Aquel acusado ¿cuántos días se te llevó? ¿Cuántos, aquel candidato? ¿Cuántos, aquella anciana cansada de enterrar herederos? ¿Cuántos, aquel enfermo, imaginario a fin de azuzar la codicia de los que acechan su herencia? ¿Cuánto, aquel amigo más poderoso, que os retiene no por amistad sino por ostentación? Comprueba y recuenta los días de tu vida: verás que en tu haber restan bien pocos y desechados han sido los que has tenido para ti. El que ha conseguido los haces que anhelaba, desea dejarlos y continuamente dice: «¿Cuándo pasará este año?». Aquél organiza unos juegos, cuyo encargo tuvo en mucho que le tocara a él: «¿Cuándo — dice— me libraré de esto?». A aquel abogado se lo disputan por todo el foro, y colma con una gran concurrencia cualquier lugar, más allá de donde pueden oírlo: «¿Cuándo —dice— se suspenderán los procesos?». Todo el mundo acelera su vida y se esfuerza por su ansia del futuro, por su hastío del presente.

El que no deja ningún momento sin dedicarlo a sus intereses, el que organiza todos sus días como si fueran el último, ni ansía el mañana ni lo teme.

Por el contrario, el que no deja ningún momento sin dedicarlo a sus intereses, el que organiza todos sus días como si fueran el último, ni ansía el mañana ni lo teme. ¿Qué placer nuevo puede ya reportarle una hora? Todo le es conocido, todo experimentado hasta la saciedad. De lo demás, que la suerte disponga como quiera: su vida está ya a salvo. Se le puede añadir algo, quitarle nada, y añadírselo tal como a un hombre ya ahíto y lleno algo de comida que tampoco desea y lo toma.

No juzgues, pues, que alguno ha vivido mucho tiempo por verle con canas y con arrugas; aunque ha estado mucho tiempo en el mundo, no ha vivido mucho. ¿Dirás tú, por ventura, que navegó mucho aquel que habiendo salido del puerto le trajo la cruel tempestad de una parte a otra, y forzado de la furia de encontrados vientos, anduvo dando bordos en un mismo paraje? Ése no ha navegado mucho, sino que ha sido zarandeado mucho.

Suelo extrañarme cuando veo a algunos pidiendo tiempo, y muy bien dispuestos a quienes se lo solicitan. Los unos y los otros ponen la mira en el negocio para que se pide el tiempo, pero no la ponen en el mismo tiempo; y como si lo que se pide y lo que se da fuera de poquísimo valor, se desprecia una cosa tan digna de estimación. Engáñalos el ver que el tiempo no es cosa corpórea, ni se deja comprender con la vista, y así le tienen por cosa vilísima y de ningún valor.

Del tiempo no hay quien haga aprecio: usan de él pródigamente, como de cosa dada gratuitamente.

Pero conviene guardar con mayor diligencia aquello que no sabes cuándo se te ha de acabar.

Los hombres reciben sus anualidades y congiarios con agradecimiento y por ellos alquilan su trabajo o su esfuerzo o su celo, pero del tiempo no hay quien haga aprecio: usan de él pródigamente, como de cosa dada gratuitamente. Pero a ésos mismos los verás, si está muy próximo el peligro de muerte, abrazándose a las rodillas de los médicos, si temen una pena de muerte, dispuestos a desembolsar todos sus bienes para vivir: tan grande es en ellos la contradicción de sus sentimientos. Si pudiéramos traer a la memoria de cada cual el número de los años que se le han pasado, y pudiésemos tener certeza de los que le quedan, ¡cómo temblarían los que vieran que les quedaban pocos, cómo los economizarían!

Pues bien, es fácil administrar lo que es fijo, por más que sea escaso; pero conviene guardar con mayor diligencia aquello que no sabes cuándo se te ha de acabar. Y no pienses que ellos ignoran que el tiempo es cosa preciosa: suelen decir a los que aprecian en extremo que ellos están dispuestos a darles una parte de sus años. La dan y no saben qué hacen; en cambio, la dan de tal modo que se la quitan a sí mismos sin beneficio de los otros. Pero como ignoran lo que pierden, por eso les resulta tolerable la pérdida de algo cuya merma es invisible. Nadie te restituirá tus años, y nadie te restituirá de nuevo a ti mismo.

La vida irá por donde empezó y no invertirá ni detendrá su marcha; no hará ruido ni te advertirá de su velocidad; pasará en silencio; no se prorrogará por mandado de los reyes ni por el favor del pueblo, correrá desde el primer día como se le ordenó; en ninguna parte tomará posada ni se detendrá. ¿Qué se seguirá de esto? Que mientras tú estás distraído, la vida se apresura; entre tanto, se presentará la muerte, para la que, quieras o no quieras, hay que tener tiempo. «¿Por qué vacilas? —dice—, ¿por qué te paras? Si no lo agarras, te huye.» Y aun cuando lo agarres, te huirá; así pues, contra la fugacidad del tiempo hay que competir con la celeridad en emplearlo, y hay que sorberlo como de un torrente rápido y que no va a correr siempre.

¿Por ventura alguno (hablo de aquellos que se precian de prudentes), viviendo con más cuidado, podrá conseguir el vivir con más descanso? Disponen la vida haciendo cambios y recambios de ella, y extienden los pensamientos a término largo, consintiendo la mayor pérdida de la vida en la dilación: ella nos saca de las manos el primer día, ella nos quita las cosas presentes, mientras nos está ofreciendo las futuras: siendo gran estorbo para la vida la esperanza; que pendiente de lo que ha de suceder mañana, desperdicias el de hoy. Y disponiendo de lo que está en las manos de la fortuna, deshechas lo que está en las tuyas. ¿A dónde miras? ¿Hasta dónde te alargas? Todo lo que está por venir, es incierto: Vive al día.

«¿Por qué vacilas? ¿por qué te paras? Si no lo agarras, te huye.» Y aun cuando lo agarres, te huirá; así pues, contra la fugacidad del tiempo hay que competir con la celeridad en emplearlo, y hay que sorberlo como de un torrente rápido y que no va a correr siempre. ¿Por qué, tranquilo y calmoso en medio de tan precipitada fuga del tiempo, te prometes meses y años en larga sucesión, según le parezca a tu avidez? Te está hablando de los días y precisamente de cómo huyen. ¿Es entonces dudoso que los mejores días huyen a los hombres míseros, esto es, atareados? Sus espíritus todavía infantiles los toma por sorpresa la vejez, a la que llegan desprevenidos y desarmados. Pues no han previsto nada: de repente han caído en ella sin barruntársela, no notaban que se iba acercando cada día. Del mismo modo que bien una conversación, bien una lectura, bien una reconcentrada meditación entretienen a los que están de viaje, y antes se enteran de que han llegado que de que se acercaban, así este viaje de la vida, permanente y aceleradísimo, que despiertos o durmiendo hacemos al mismo paso, a los atareados no se les hace evidente más que a su término.

Fuente: SÉNECA: De la brevedad de la vida.

(1) Lucio Anneo SÉNECA (Córdoba, 4 a. C.-Roma, 65 d. C.), fue un filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus obras de carácter moral. Séneca pasó a la historia como uno de los máximos representantes del estoicismo. Delineó las principales características del estoicismo tardío, del que junto con Epícteto y Marco Aurelio está considerado su máximo exponente. El diálogo Sobre la brevedad de la vida fue escrito con toda probabilidad hacia el año 55.


Per a «construir» junts...
Són temps per a «construir» junts...
Tu també tens la teva tasca...
Les teves mans també són necessàries...

Si comparteixes els valors que aquí defenem...
Difon aquest lloc !!!
Contribuiràs a divulgar-los...
Para «construir» juntos...
Son tiempos para «construir» juntos...
Tú también tienes tu tarea...
Tus manos también son necesarias...

Si compartes los valores que aquí defendemos...
Difunde este sitio !!!
Contribuirás a divulgarlos...