UN NUEVO «ESCENARIO» PARA LA HUMANIDAD
UN NUEVO «ESCENARIO» PARA UNA «NUEVA HUMANIDAD»
La inteligencia humana al servicio de la «creación» de un mundo más «humano»: de un nuevo «contexto» no tanto «material» sino «cultural», es decir «humano».
A lo largo de la historia ha habido épocas en las que la humanidad ha sabido enfrentarse con ella misma, con su propia obra, con su propia «creación», haciendo una sincera reflexión sobre sí misma, la orientación dada a su «humanización» y el destino de su aventura.
En este hermoso planeta el ser humano siempre ha soñado con construir un mundo más humano en el que poder desarrollar su vida en una convivencia en paz y libertad. Un mundo con un rostro más humano. Un nuevo
«escenario social» en el que poder desarrollar dignamente su vida.
La conciencia reflexiva es lo que nos diferencia del resto de las especies y nos hace verdaderamente «humanos», nos permite imaginar y recrearnos en «mundos» más humanos y nos impulsa a trabajar para hacerlos
posibles...
No se puede ir hacia donde no está la meta. No se puede querer nada que no se conozca.
El primer capital a preservar y valorar es el ser humano en su integridad.
La clave del «progreso» está en descubrir, comprender y potenciar «la verdad del ser humano».
El ser humano sobreponiéndose a su naturaleza puramente animal siempre ha pretendido inventar, crear para sí, un mundo más «humano», un nuevo escenario en el que poder desarrollar y ejercer su vida. La inteligencia humana tiene una función primordialmente creadora: inventar un mundo «humano» en el que convivir dignamente. Este gran proyecto lo llevamos a cabo a través de diversos caminos: mediante el conocimiento de la realidad, mediante el penetrante poder de la ciencia, transformando esa realidad por medio de la ciencia, la técnica y la tecnología, … pero también manipulándola, modificándola y transformándola a través de su recreación simbólica, por medio del lenguaje, la mitología o la literatura, el arte o la estética, la ética, la religión o la contemplación. Los lóbulos frontales serían los que nos capacitarían a los humanos para la creación de esa realidad simbólica que está en la base de nuestra actividad psíquica y nuestro equilibrio mental. Esta capacidad ha resultado fundamental en el desarrollo filogenético de nuestra especie.
Es la capacidad reflexiva y nuestra inteligencia las que nos permitne imaginar y recrearnos en nuevos «mundos», las que nos estimulan a construir un mundo más humano y digno. Nos impulsan a desarrollar la capacidad de interactuar, de religar, de repensar, de construir, de rehacer lo que ha sido deshecho y de hacerlo cada vez más creativa y humanamente.
A lo largo de la historia ha habido épocas
en las que la humanidad ha sido capaz de enfrentarse consigo misma…
y ha sabido hacer una reflexión serena y lúcida
sobre su obra y el destino de su existencia.
Épocas en las que haciendo una sincera reflexión sobre ella misma
ha sabido enfrentarse consigo misma, la orientación dada a su «humanización»
y el destino de su aventura.
Hoy nos encontramos ante un mundo que
necesita una profunda renovación cultural y
el redescubrimiento de valores de fondo.
La crisis que estamos atravesando nos impulsa a revisar nuestro camino,
a discernir y proyectar un nuevo modo de existir.
Lo que hoy está en juego es la totalidad del destino humano y el futuro de la biosfera.
Frente al peligro de deterioro humano y la degradación de la vida social,
es preciso reforzar la convicción que
«el primer capital a preservar y valorar es el ser humano,
la persona entera en su integridad».
«El futuro no lo modelan leyes que fabrican gobiernos perecederos,
sino el testimonio abnegado y luminoso, imperecedero,
de quienes se rebelan contra la indiferencia
y siembran entre sus contemporáneos
semillas de un verdadero cambio social».
Toda acción social implica una teoría.
Sin un conocimiento verdadero de la realidad, la mera actuación es ciega.
La clave del «progreso» está en descubrir, comprender y potenciar «la verdad del ser humano».
El ser humano no puede desarrollarse y desplegarse de forma completa
si no es a través del conocimiento de sí mismo y del mundo que le rodea.
No se puede ir hacia donde no está la meta.
No se puede querer nada que no se conozca.
La ciencia sin la conciencia no conduce sino a la ruina del hombre.
Frente a los datos parciales de la ciencia, la cuestión central es otra:
¿qué destino queremos para nuestra especie?
El hombre sobreponiéndose a sí mismo siempre ha querido inventar, crear para sí, un mundo más «humano», un nuevo «escenario social» en el que poder desarrollar dignamente su vida.
La inteligencia humana tiene pues un reto primordialmente creador: inventar una convivencia más «humana».
¿Qué podemos hacer individual y colectivamente para crear las condiciones de una vida verdaderamente más «humana»?
Ver: Un nuevo «escenario» para la humanidad.swf
Texto inspirado en diversos autores
Adaptación, diseño y realización: Vicent Meseguer
