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Formas de alienacion en la sociedad burguesa

El peligro del pasado era que los hombres se convirtiesen en esclavos, y el peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots. (Erich FROMM)

En nuestro entorno y en nosotros mismos existen multitud de factores que nos impiden ser nosotros mismos, ser lo que realmente en el fondo somos, ser lo que nuestra más profunda naturaleza humana nos impele a ser. Existen diversidad de factores alienantes que nos impiden ser auténticamente nosotros mismos, que nos hacen estar descentrados, fuera de nosotros mismos, alejados de nuestro más prístino centro: nuestras representaciones mentales, nuestros prejuicios, los imperativos de nuestro yo superficial, la presión y el ambiente social dominantes, el modelado social que a través de la propaganda, la publicidad y los medios de comunicación se nos pretende imponer abduciendo sutilmente nuestras mentes, un "modelado" orientado a cegarnos, a deslumbrarnos, a alienarnos, a escapar de lo más auténtico de nosotros mismos, a olvidarnos de nuestras más "esenciales" necesidades... ¿Qué es un ser humano alienado? Un ser que no se permite ser él mismo, un ser alejado de sí mismo, extraño a sí mismo. Un ser cuya idiosincrasia le enajena, no le remite hacia sí mismo. Se denomina «alienación» al proceso mediante el cual un individuo se convierte en alguien ajeno a sí mismo, que se extraña, que ha perdido el control sobre sí... De ahí que «alienación» sea también sinónimo de «enajenación», que significa estar fuera de sí, perder el control de sí mismo.

Etimológicamente, se deriva del latín "ălĭēnātĭo, ōnis" (alejamiento, privación), procedente a su vez del adjetivo "ălĭēnus" (propio de otro, extraño a uno y ajeno). «Alienación» hace referencia a algo «ajeno» a sí mismo que el sujeto ya no controla, un bien que se vende o un «yo» que se extraña. Referido al ser humano, en un sentido amplio, hace referencia a una forma de deshumanización, de negación del ser humano. El hombre alienado no puede ser él mismo, porque no se pertenece a sí mismo; se convierte en un observador del mundo, en vez de constituirse como ser que capta el mundo y lo transforma a través de la praxis. La idea del hombre «enajenado/alienado» ha pululado entre las grandes preocupaciones de analistas y críticos del «sistema». La idea del «hombre enajenado» constituyó el tema central de la obra de Marx y en la preocupación esencial de todos sus escritos. Marx interpretó la historia de su tiempo, la historia del sistema capitalista, como la historia de la enajenación del hombre.» Marx concebía la enajenación como un producto de las condiciones reales y concretas de la vida, que son las que causan, de una manera directa, la enajenación del hombre.

Acabada de terminar la segunda guerra mundial Fritz Pappenheim en su obra “La enajenación del hombre moderno”, afirmó: “El hombre está enajenado de sí mismo, porque al huir de sí, deja que su existencia se precipite en la inautenticidad de la masa anónima, y enajenado de la realidad como resultado de una división entre sujeto y objeto; división que el conocimiento imparcial no curará, sino solamente profundizará.” La alienación se caracteriza por un doble hecho: el ser humano no se realiza como ser para sí mismo, se convierte en "extranjero de sí mismo". Además de no pertenecerse a sí mismo, se pertenece a otros: un poder social extraño lo obliga a actuar de modo inauténtica, no acorde con su naturaleza.

E. Ander-Egg en su ensayo “Formas de alienación en la sociedad burguesa” analiza la sociedad burguesa capitalista en su doble dimensión: el capitalismo como la concreción de un modo de ser (el modo burgués) y como modo de producción. Hoy también hay escritores que elevan sus críticas a la sociedad actual. En esta obra también se plantea una lectura de la realidad, pero lo novedoso es su abordaje: no basta con leer críticamente la realidad, sino que esta toma de conciencia tiene que traducirse en acciones de transformación: “el conocer sin actuar es también un modo de alienación”. El autor incorpora cuatro categorías de análisis que se entrecruzan: el concepto de alienación, la sociedad burguesa, la cuestión de la ideología y la problemática de la vida cotidiana. Como resultado de ello no duda en afirmar que es en la cotidianidad donde se da la alienación y que impregnando la totalidad de las esferas afectadas por la alienación se encuentra la dominación ideológica, siendo ésta, y no la explotación económica, su determinante fundamental.

No pocos críticos de la sociedad actual presentan al hombre contemporáneo enajenado en el sistema, constreñido en su libertad y sin posibilidades de realizar un proyecto humano. Frente a esta realidad, algunos aceptan resignados vivir en el delicioso aburrimiento de la sociedad de consumo, otros asumen la lucha por construir una sociedad diferente.

Para quienes la realidad de este mundo es un espectáculo descorazonador, este libro es un ingenuo mensaje de esperanza; para quienes piensan que el hombre es dueño de su destino buscando superar las formas de alienación en la sociedad burguesa, éste es un libro sugerente e inspirador; para quienes renuncian o abdican de la tarea insoslayable de ser persona, nada encontrarán en esta obra...

Que la persona pueda vivir como persona; he aquí algo aparentemente simple o perogrullesco, como que la vida cotidiana deje de ser lugar de rutina y se transforme en ámbito de creatividad... A ésto ayuda este libro.

En la historia, todo lo que cambió la marcha de la humanidad, en un momento fue utopía, y fue un sueño. Y, como todo cambio hacia adelante es “subvertir” lo ya existente, también es subversivo.

Mientras haya quijotes, la historia siempre podrá ser lanzada hacia nuevos derroteros. El hombre y la humanidad estarán vivos, porque alguien siembra la esperanza, porque alguien cree en el amor

 

Vivimos como robots en una sociedad vacía; vivimos alienados en una sociedad tecno-burocrática de consumo en la que se produce una progresiva cosificación de la existencia...

Todos estamos más o menos alienados. Desalienarse es asumir la tarea más insoslayable e importante: LA EMPRESA DE SER PERSONA. El ser humano no tiene derecho a renunciar a ser lo que debe ser y tiene el deber de realizarse en lo que debe ser.

En el mundo moderno los problemas fundamentales de la existencia, se abordan y se tratan con extrema trivialidad, porque se vive demasiado agitado, demasiado desgarrado, demasiado aturdido desde afuera y demasiado solo, para tener posibilidad de detenerse a pensar e intentar un esfuerzo de desalienación.

La mayoría de las personas encuentran dificultades para establecer contacto con los verdaderos problemas de la existencia; el encubrimiento ideológico y la alienación en la sociedad sólo permite contactar la pseudo realidad.

Es en la cotidianidad donde se da la alienación. Y es la dominación/manipulación ideológica y no sólo la explotación económica, su determinante fundamental.

 

Se nos ha pedido dictar un par de conferencias sobre ALIENACION. Ahora bien, la cuestión es amplia y compleja, de ahí que la primera tarea que nos imponemos es delimitar el tema: nuestra reflexión se circunscribirá a la problemática de las FORMAS DE ALIENACION EN LA SOCIEDAD BURGUESA.

¿A quiénes están destinadas las conferencias? Se trata simplemente de presentar esta problemática a un grupo de personas que tienen en común estar preocupadas por cuestiones sociales, políticas, culturales y educacionales, a un nivel mucho más cercano de la acción que de las elucubraciones intelectuales.

Y en cuanto al nivel de profundización: ni erudición, ni vulgarización, sino divulgación-concientizadora. No importa tanto que un grupo de “selectos” sea consciente de los problemas y de las alienaciones que se sufren en nuestra sociedad burguesa-capitalista, como que sectores más amplios del pueblo sean conscientes de lo inhumano de esta sociedad, cuya peor aberración es la de impedir o dificultar la posibilidad de ser persona. Además, no basta leer críticamente la realidad; esta toma de conciencia necesita ser traducida en acciones de transformación. El conocer sin actuar es también un modo de alienación.

A la fábula de la cigarra y la hormiga, hay que presentar una contrafábula, como lo hiciera José L. Sampedro: “Nos lo han ocultado siempre, pero ¡qué horror el hormiguero! Sólo la reina goza un efímero vuelo nupcial, una salida al sol. Después pierde las alas, se entierra para siempre y se ofrece a unos cuantos machos, que perecen tras fecundarla. Tal es el único amor tolerado en la sociedad subterránea: para la producción de futuros esclavos. Aparte, sólo hay eso: esclavos a millones, programados tan sólo para la fatiga, fanáticos del acaparamiento, ciegos a todo camino por donde no arrastren granos”.

Castrada esclavitud es la vida admirada por los fabulistas. Y, por si no estaba claro el modelo propuesto, se inculca además a los niños el contramodelo, que condena a la cigarra por el delito de cantar y de vivir. ¡Ah, muerte a la cigarra! ¿Qué es eso de no acaparar, de confiar en la palabra que prometió velar por los lirios del valle y por las aves del cielo? Donde esté una buena cartera de valores que se quiten las promesas. Cierto que las hormigas también citan a San Mateo. Pero los valores que sustenta su sistema, los reflejados en la vida cotidiana, más que el Evangelio se parecen a las aberraciones de la hormiga”.

¿Qué les pasa a los jóvenes?, me preguntan a veces. Los jóvenes protestan contra la vida de hormiguero... Y cantan cada vez más fuerte. Cierran sus filas por todo el planeta en torno a sus canciones rebeldes, alzándolas en alto como Marsellesas, banderas para vivir... ¿A dónde vamos a parar?, preguntan las hormigas respetables. ¿A dónde? A salir del hormiguero…

El genial W. Reich explicaba muy bien esta situación cuando describía el tipo de hombre que requiere nuestro sistema social para su correcto funcionamiento: “willing worker and willing consumer”; un trabajador siempre dispuesto a trabajar y un consumidor siempre dispuesto a consumir. Productor y consumidor, pero sin posibilidades de tener el gusto de ser persona...

Sólo cuando no se puede continuar viviendo la cotidianeidad en la que se está metido, es cuando se hace posible el comienzo de la revolución cultural.

Nuestro propósito en estas charlas es precisamente ese: ayudarnos —pensando y actuando juntos— para salir del hormiguero. Más que “instruirnos”, procuraremos “inquietarnos” para ser capaces de leer nuestra “cotidianeidad de manera distinta”, de “desmontar los mecanismos de dominación”; de “elevar el grado de conciencia de la gente, a partir de su propia práctica”. De lo que se trata es, precisamente, de proporcionar algunos elementos para una lectura crítica de la cotidianeidad. Estas conferencias no sirven para quienes gustan vivir de la ficción; están destinadas a quienes son capaces de asumir la empresa de construir su propia existencia y de transformar la sociedad. Ser conscientes de los problemas de las alienaciones que sufrimos, es apenas una dimensión de la praxis de transformación, pero sólo cuando no se puede continuar viviendo la cotidianeidad en la que se está metido, es cuando se hace posible el comienzo de la revolución cultural.

La desalienación no se logra con el solo esfuerzo personal, ni el cambio de la sociedad se da por añadidura del cambio personal. Tampoco basta el cambio de estructuras para que el hombre cambie. Estamos insertos en un proceso dialéctico en el cual asumimos una responsabilidad personal e insoslayable, aunque condicionada por el contexto de determinadas estructuras sociales. A veces, las condiciones para vivir, sólo se logran destrozando esquemas, derribando lo que tiene de fatuo el presente y sepultando lo que del pasado ya no tiene sentido. Pero “romper” para “comenzar la empresa de ser hombre”, exige tirar por la borda espúreas ortodoxias vigentes... Es atreverse a la aventura de ser persona. La otra alternativa es diluirse en el rebaño refugiándose en la chatura del conformismo y, si hay una chispa de lucidez, hundirse en las amarguras inevitables de no vivir la propia vida, porque descubrimos que nos falta la coherencia de uno mismo consigo mismo.

En efecto: el tema de las FORMAS DE ALIENACION EN LA SOCIEDAD BURGUESA, más que para estudiar es para pensar. Y no para un pensar puramente intelectual, sino para un pensar-con-la-vida, para una reflexión vital. El tema adquiere toda su plena significación, en la medida que sirve para un conocer transformador (tanto a nivel personal, como a nivel de grupos y de sociedad global). Todos estamos más o menos alienados en ese burgués que somos.

Desalienarse es asumir de algún modo la tarea más insoslayable e importante: LA EMPRESA DE SER PERSONA. El ser humano no tiene derecho a renunciar a ser lo que debe ser y tiene el deber de realizarse en lo que debe ser.

En el mundo moderno los problemas fundamentales de la existencia, se abordan y se tratan con extrema trivialidad, porque se vive demasiado agitado, demasiado desgarrado, demasiado aturdido desde afuera y demasiado solo, para tener posibilidad de detenerse a pensar con la vida e intentar un esfuerzo de desalienación, respondiendo a la vocación de ser.

El vivir es un hecho perogrullesco, pero el saber vivir es un hecho raro. Todo el que anda vive, sin embargo, sólo unos pocos saben vivir como personas.

Por otra parte, la mayoría de las personas encuentran dificultades para establecer contacto con los verdaderos problemas de la existencia; el encubrimiento ideológico y la alienación en la sociedad sólo permite contactar la pseudo realidad. Consecuentemente, los problemas de la vida se resuelven con respuestas clichés. El vivir es un hecho perogrullesco, pero el saber vivir es un hecho raro. Todo el que anda vive, sin embargo, sólo unos pocos saben vivir como personas.

La liberación de las situaciones o formas de alienación, es parte de la tarea de construcción del hombre nuevo. Pero la construcción de un hombre nuevo sólo se puede dar en el contexto de una nueva sociedad. Por ahora, podemos asumir esta tarea prefigurando en nosotros, a modo de un borrador o esquema inicial, el hombre nuevo de la nueva sociedad.

Formas de alienación en la sociedad burguesa

Las formas de alienación son varias e históricamente cambiantes. Hoy, el hombre sufre ciertas formas de alienación. La sociología, en cuanto ciencia desmitificante, tiende a revelar y poner de manifiesto los mitos que encubren la realidad y las formas que alienan al hombre; esta última cuestión es la que vamos a intentar.

No vamos a estudiar “la alienación” (perspectiva filosófica), sino “la alienación en...“ (perspectiva sociológica). Queremos estudiar la alienación en una concreción histórico-social que tiene características estructurales y relaciones dialécticas entre partes que le son propias: la sociedad capitalista burguesa y que produce formas específicas de alienación.¿a qué sociedad burguesa capitalista nos referimos?

Nuestro propósito es presentar algunas formas de alienación en la sociedad burguesa actual. La posibilidad de una sociedad de hombres que no sufran ninguna forma de alienación, es una cuestión que desborda el campo del análisis sociológico.

Fuente: E. Ander-Egg: Formas de alienación en la sociedad burguesa

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