La trayectoria humana: reconduciendo la orientación de nuestra propia vida.

Recuperamos, sintetizamos, comentamos y reflexionamos a partir de la introducción de «El arte de vivir: la trayectoria humana...» de J.M. MAQUIRRIAIN, presentando algunas de las ideas fuerza que se desarrollan en la obra y que contribuyen a que el ser humano se convierta en actor y responsable consciente de su propia vida. Ideas, reflexiones y objetivos que de alguna manera informan también gran parte del trasfondo y sustrato que fundamenta esta web.

Propiciar el cambio, es el mensaje que se desprende de este libro. Romper las ataduras de una programación de vida destructiva o, en el mejor de los casos, banal, abriendo espacios para el desarrollo personal. La finalidad: convertirnos en agentes activos y responsables de nuestra propia trayectoria personal.

El arte de vivir

El arte de vivir: vivir es un arte y, en cuanto tal, puede y debe ser objeto de un aprendizaje. «Aprender a vivir» hace referencia, por una parte, al hecho de la vida de cada ser humano como una obra personal, y, por otra, al descubrimiento de los medios y posibilidades que tiene a su alcance para llegar a vivir su vida de un modo verdaderamente humano. Con la expresión «el arte de vivir» nos estamos dirigiendo al artista que, abierta u ocultamente, existe en cada persona. La trayectoria humana, por su parte, hace referencia al proceso vital de cada persona individual.

El interés de la obra es contactar con personas interesadas en el conocimiento y desarrollo personal para invitarles a que, a la luz de unas informaciones que se les ofrecen, cojan ellas su propia vida, la pasen por los rayos X de su conciencia, la valoren en toda su riqueza y pobreza y consigan acercarla, por lo menos, a su plenitud, por ellas misma. La intención es servir a personas interesadas en conocerse más y mejor en su desarrollo personal.

A menudo nos dejamos llevar por la corriente. Parece que estemos dispuestos a acarrear todo cuanto nos echen. Vivimos como vegetando. A pesar de que los análisis sociológicos apuntan hacia cierto deterioro de la calidad humana de la vida en todos sus aspectos, es factible actuar desde otras opciones de conducta. Estas opciones forman parte de la propia riqueza del ser humano y de sus capacidades de libertad, autonomía, espontaneidad e intimidad. Para ello resulta imprescindible creer en la persona y en su capacidad potencial de organizar y dirigir su propia vida. Es posible suministrar a los individuos instrumentos de cambio suficientes para que cada quien asuma la responsabilidad de su propia aventura humana y así en agentes de nuestra propia trayectoria personal.

Es grande el número de personas que podrían reorganizar la trayectoria humana de sus vidas si dispusieran de un mayor nivel de cultura acerca del funcionamiento de los mecanismos conductuales. Abogamos por la cultura psicológica como medida de educación preventiva ante la salud mental. El derecho a la cultura y a la salud exigen la puesta en marcha de programas que desmitifiquen el proceso psicológico, de lo que significa el desarrollo y el crecimiento vital del individuo. Hay que pensar en esa tarea sociocultural de capacitar al individuo con los medios e instrumentos formativos que le permitan tomar las decisiones que considere necesarias respecto a lo que constituye su personal proyecto de vida. Para ello es conveniente facilitar instrumentos de trabajo personal al servicio del desarrollo integral de la persona, de su salud física, mental y social. Con ello será posible el paso del autoconocimiento a la autoafirmación, facilitando a las personas aquellas técnicas que les permitan dirigir y hacerse cargo de su propia vida, establecer sus propias metas, tomar sus decisiones y solucionar sus problemas.

Dos son las instituciones que requieren una mayor atención: la comunidad familiar y la comunidad educativas. La base de la trayectoria humana del individuo radica en el aprendizaje realizado por el niño en su propia familia y posteriormente, a la hora de su incorporación social. Optimizar el contenido familiar y la calidad educativa de los centros escolares significa posibilitar al niño, joven o adulto cauces para su total e integral desenvolvimiento personal.

Se descarta la idea de saber más por la necesidad de ser más. Que cada uno se haga responsable de su propia conducta a través de: la comprensión del propio comportamiento y el de las personas con quienes se entra en interacción; hallar nuevas opciones en la forma de pensar, sentir y actuar del individuo personal y socialmente.

Para comprender el comportamiento humano, además de analizar la influencia del ambiente es imprescindible abordar otros problemas intrapsíquicos, como es el mundo del sentimiento y las emociones. Se trata de ofrecer una visión completa, rica y sustancial, que permita a los individuos establecer las conexiones oportunas entre los aspectos externos, visibles y objetivos de un comportamiento dado y sus relaciones con el fenómeno intrapsíquico de sus creencias, pensamientos y contenidos emocionales.

La pretensión es conseguir que las personas vivan mejor y actúen más tiempo en el campo del «estar bien». Esto exige:

• Comprender y tomar conciencia de la forma en que vivimos actualmente.
• Establecer conclusiones respecto a los aspectos que precisan ser modificados.
• Seleccionar las opciones por las que conscientemente nos decidimos a cambiar.
• Experimentar conductualmente esas nuevas opciones de comportamiento.

Como beneficio positivo de todo ello, la consecuencia será la espontaneidad, la intimidad y la conciencia de las cosas. Espontaneidad que implica libertad. Autonomía para plantearse nuevas opciones de vida y responsabilizarse creativamente de ellas. Intimidad como forma de comunicación social e interpersonal, que libere la frescura de la expresión emocional en una relación transparente y sincera. Conciencia de las cosas, como percepción clara de sí mismo, de su propia valoración y de su estar en el aquí y ahora.

Algunas de sus más significativas afirmaciones

J. Mª MAQUIRRIAIN: El arte de vivir: la trayectoria humana...