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Desentrañando el «misterio»

Sobre el origen y evolución del universo

Desde siempre el misterio del «infinito» ha sobrevolado la mente humana.

Dos perspectivas que se complementan: la perspectiva religiosa y la científica

El ser humano quiere saber, conocer, comprender. Forma parte de su intrínseca naturaleza humana. Desde un principio el ser humano ha intentado explicarse a sí mismo y cuanto le rodea. Desde siempre el misterio del «infinito» ha sobrevolado la mente humana. Mucho se ha hablado y escrito sobre el origen y evolución del Universo. Mitos y Logos han intentado bucear en tan misteriosa cuestión. En torno a ella el ser humano ha ido tejiendo a lo largo de la historia a través de la literatura, poética,  filosofía, religiones, ciencia, un amplio abanico de mitos, leyendas, narraciones, ficciones, fábulas, cosmologías explicativas… Hasta los tiempos modernos el predominio del pensamiento  mítico y religioso-teológico fue generalizado. A partir de la Edad Moderna, con la explosión y expansión de la razón y la ciencia, las explicaciones racionales y científicas han venido a desbancar la preponderancia de las interpretaciones precedentes. Mitos y Logos, Razón y Fe, Ciencia y Creencia son formas o planos distintos de abordar una misma realidad. Sus aproximaciones y aportaciones más que excluyentes convendría contemplarlas como complementarias.

Desde un principio el ser humano ha intentado explicarse a sí mismo y cuanto le rodea.

Dos formas distintas de aproximarse a una misma realidad: Mitos y Logos, Razón y Fe, Ciencia y Creencia.

Desde una perspectiva creyente, en relación a esta cuestión el Papa Francisco ha afirmado que Dios y Cristo caminan con nosotros, y están presentes también en la naturaleza. Cuando leemos en el Génesis el relato de la creación, creemos imaginar que Dios es un mago, que con una varita mágica ha hecho todas las cosas. Pero no es así. Él ha creado a los seres y les ha dejado desarrollarse según las leyes internas que dio a cada uno, para que, alcanzasen su propio desarrollo. Dio la autonomía a los seres del universo al mismo tiempo que les aseguraba su continua presencia, dando el ser a toda realidad. Y así la creación ha proseguido su marcha por siglos y siglos, milenios y milenios hasta que se ha convertido en lo que hoy conocemos; exactamente porque Dios no es un mago sino el Creador que da el ser a todas las cosas.

El inicio del mundo no es obra del caos que debe a otro su origen, sino que se deriva directamente de un Principio supremo que crea por amor. El Big-Bang, que hoy se sitúa en el origen del mundo, no contradice la intervención de un creador divino, al contrario, la requiere. La evolución de la naturaleza no contrasta con la noción de creación, porque la evolución presupone la creación de los seres que evolucionan.

La perspectiva creyente: los dos libros de Dios (1)

Para los creyentes…. el Evangelio es una gran revelación de Dios, una luz nueva para iluminar todas las cosas de este mundo. Nos habla de Dios y del hombre y de su relación mutua. Desde el punto de vista cristiano, la revelación del Evangelio es, en realidad, la “segunda” revelación, porque Dios ya ha hablado en la creación, cuando formó la naturaleza: “Los cielos proclaman la gloria de Dios; y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Sal 19,1)

Por eso, hay una vieja tradición de pensamiento cristiana que habla de los “dos libros” de Dios: el de la naturaleza y el de la revelación. Así lo dice bellamente San Agustín: “Es libro para ti la Sagrada Escritura, para que la oigas. Y es libro para ti el orbe de la tierra, para que lo veas”.

Con esta imagen se expresa bien cuál es la mente cristiana sobre los dos tipos de saberes que vienen de Dios: el que encontramos en la naturaleza y el que nos llega con la revelación.

Novedades en el libro de la naturaleza.

Sobre el origen del hombre y del mundo, antes sólo teníamos el relato del Génesis y algunos mitos y fábulas antiguos. Desde mediados del siglo XIX, tenemos otro relato sobre el origen de las especies y del hombre, el que inició Charles Darwin, que ha sido completado y perfilado a medida que hemos conocido mejor la genética.

Y, desde mediados del siglo XX, tenemos también un nuevo relato sobre el origen del mundo: el Big Bang, la gran explosión. Según los indicios que tenemos, el universo actual procede de la explosión de un punto enormemente denso, y todavía está en expansión.

Nuestro lugar en el cosmosAmbas teorías científicas son más que hipótesis porque han acumulado pruebas en su favor. Esas pruebas parecen suficientes para sostener que ambas hipótesis conforman la historia de nuestro universo. Aunque no conocemos todos los detalles ni podemos comprobarlos perfectamente, por la enorme distancia de tiempo y la imposibilidad de repetir estos procesos en un laboratorio.

En el caso de la evolución, el registro fósil es algo así como un puzzle en el que faltan casi todas las piezas y las que tenemos están rotas. Pero son suficientemente significativas. Además, es probable que, en los próximos años, alcancemos una mayor confirmación genética de la forma en que se han realizado los saltos entre las especies, en la medida en que se conozcan más y se puedan comparar mejor los genomas de las especies.

En el caso del Big Bang, los indicios también son muy fuertes, pero se trata de un caso límite: porque en esa explosión no sólo se originó todo el universo que conocemos, sino también todas sus partes, partículas y leyes, a partir del despliegue de un punto original. Por eso, el momento original es como una especie de límite de nuestro conocimiento físico y más allá no podemos ir nada más que con la imaginación.

Hay que tener en cuenta que la investigación científica en estos campos es muy difícil y camina paso a paso. Hay que estar bastante enterado para comprender cuál es el significado de los pequeños avances, de un hallazgo en el campo de la paleontología, de la genética, de la astrofísica o de la física de partículas. O de las nuevas hipótesis que se formulan. Suele ser una información muy difícil de transmitir. En estos temas hay una gran distancia entre la investigación científica y lo que se puede transmitir al público. Por eso, no hay que hacer demasiado caso de las noticias sensacionalistas que salpican los medios de comunicación a lo largo del año. Es mejor recurrir a revistas especializadas de calidad, con criterio realmente científico.

Un universo unificado

El hecho es que con estas lecturas del libro de la naturaleza, nuestra idea del universo es muy distinta de la que podían tener, por ejemplo, hace cien años. Hoy podemos contar una historia del universo desde un momento original hasta el momento actual. Podemos describir todo el despliegue de la materia con la conformación del universo que conocemos, incluida la tierra, que es un sistema bien curioso y sorprendente. Y toda la evolución de la vida con su múltiple riqueza y, también, sus muchas curiosidades y sorpresas. Ciertamente, no podemos contar los detalles, y desconocemos muchas transiciones, pero podemos contar las líneas generales.

Se trata de una única historia: una historia donde ha surgido todo y donde todo está relacionado: todas las estructuras de la materia y todos los organismos vivos. Todo se ha hecho a partir de un punto original y todo está hecho de lo mismo.

Nunca hemos tenido una idea tan unitaria de la realidad. Las gentes de otras épocas vivían en un mundo lleno de misterios aparentemente inconexos. Había muchas explicaciones parciales y muchos misterios desconocidos. Hoy no lo sabemos todo, pero sabemos que todo está relacionado. Es un dato importante y en cierto modo nuevo en la historia del pensamiento. Quizá uno de los datos más importantes de la historia del pensamiento.

Las ciencias modernas han hecho estas importantes lecturas en el libro de la naturaleza. El avance de la física, de la química, de la biología y de la astrofísica han llegado a la conclusión de que todo está hecho de lo mismo, de lo mismos componentes elementales. Además las dos grandes teorías que hemos comentado (de la evolución y del Big Bang) nos dicen que todo forma parte de una única historia. “Todo” quiere decir, todo lo que podemos ver en el universo: todos los cuerpos del espacio, todos los materiales de la tierra, todos los seres vivos y el hombre. Todo forma parte de una misma historia.

Un mundo maravilloso

Si no hemos perdido la capacidad de asombro, fácilmente nos daremos cuenta de que se trata de una afirmación maravillosa. Hay mucha gente que ya no tiene capacidad contemplativa, que no se admira de nada, que todo le parece “normal”; porque se acostumbran a las cosas y entonces ya no las admiran. Pero al que haya conservado estas capacidades tan humanas, la historia del universo le parecerá absolutamente fascinante. La historia más maravillosa que se puede contar. Aquí ha emergido toda la realidad conocida. En ese sentido, el progreso de las ciencias es verdaderamente fascinante.

El relato sobre la historia del universo es mucho más maravilloso que un cuento de hadas e incluso podría ser contado como un cuento de hadas: “Érase una vez que había un punto muy pequeño pero enormemente denso, y, de repente, estalló irradiando una cantidad fabulosa de energía. Y entonces...”.

Para un cristiano, esta historia es una manifestación casi evidente del poder de Dios. Ver tanta inteligencia y tanta maravilla le recuerdan las famosas frases del inicio del salmo 19: “Los cielos proclaman la gloria de Dios; y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Sal 19,1)

En cambio, para personas que tienen una visión materialista, es un puro despliegue de “azar y necesidad”, por usar este binomio que recuerda el célebre libro de Monod, premio Nobel de medicina y representante moderno del materialismo biológico. Todo ha sucedido sin sentido alguno y de una manera imprevista y absurda. Y sigue sin tener sentido ninguno y siendo absurdo: desde la primera explosión hasta la existencia humana. Esto choca de una manera tan fuerte con nuestra sensibilidad que apenas afecta a las personas normales. Pero hay muchos teóricos que defienden que, efectivamente, el universo es fruto ciego del azar y la necesidad. Y, por tanto, en el fondo, absurdo.

(1) J.L.LORDA, Las tres explicaciones sobre el origen y la evolución del universo. http://www.unav.es/cryf/tresexplicaciones.html


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