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VIDA Y OBRA DE ERICH FROMM

Por su interés, y porque su fino análisis de la situación en la que se encuentra sumido el hombre moderno en el seno de la sociedad contemporánea puede servir de contraste con la mentalidad dominante actual, presentamos la figura y la obra de este insigne psicoanalista y humanista.

Erich Fromm (23 de marzo, 1900 - 18 de marzo, 1980) fue un destacado psicólogo social, psicoanalista y humanista alemán. Miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Frankfurt, intentó sintetizar en una sola disciplina el Psicoanálisis y los postulados del Marxismo. Fue uno de los principales renovadores de la teoría y práctica psicoanalítica a mediados del siglo XX.

Una mentalidad tan rica y creativa como la de Erich Fromm que vivió intensamente su tiempo, que abrazó a un marxismo alejado del totalitarismo imperante y que rechazó a un capitalismo feroz, que además fue un educador, un literato de gran atractivo pues sus libros son de fácil lectura y que combinaba tanto su experiencia clínica con su meditación filosófica, produjo un rico pensamiento dotado de muchas aristas expuestas a lo largo de más de veinte libros.

Biografía

Fromm, natural de Frankfurt, comenzó estudios de derecho, pero en 1919 empezó a estudiar sociología bajo la dirección de Alfred Weber; se casó con la psicoanalista Frieda Fromm-Reichmann, judía ortodoxa como él, con quien se casó en 1926. Tras su matrimonio comenzó el estudio de la doctrina freudiana, y en 1929 comenzó su carrera como psicoanalista en Berlín. El 25 de mayo de 1934, tras la toma del poder por el partido Nazi, emigró a los Estados Unidos.

Durante los años '40 Fromm desarrolló una importante labor editorial, publicando varios libros luego considerados clásicos sobre las tendencias autoritarias de la sociedad contemporánea y desviándose marcadamente de la teoría original freudiana.

Desde mediados de la década de los cincuenta estuvo fuertemente involucrado con los movimientos pacifistas norteamericanos, y fue un destacado oponente de la guerra de Vietnam. Se alejó de todo apoyo al socialismo de Estado, sobre todo del modelo totalitario soviético, y criticó la sociedad de consumo capitalista, esto y sus perspectivas sobre la libertad personal y el desarrollo de una cultura libre lo acercó notablemente a la línea anarquista, cuestión que se hace evidente al comparar las temáticas de sus libros con las de los autores clásicos del anarquismo. De sí mismo se decía partidario de un socialismo humanista y democrático. Entre 1957 y 1961 Fromm compaginó su actividad en la UNAM con una cátedra en la Michigan State University. En 1965 se retiró. Murió en su hogar cinco días antes de su octogésimo cumpleaños.
La condición humana actual

Fromm afirma en su obra, que el hombre actual se caracteriza por su pasividad y se identifica con los valores del mercado porque el hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo y siente su vida como un capital que debe ser invertido provechosamente. El hombre se ha convertido en un consumidor eterno y el mundo para él no es más que un objeto para calmar su apetito.

Según el autor, en la sociedad actual el éxito y el fracaso se basa en el saber invertir la vida. El valor humano, se ha limitado a lo material, en el precio que pueda obtener por sus servicios y no en lo espiritual (cualidades de amor, ni su razón, ni su capacidad artística). La autoestima en el hombre depende de factores externos y de sentirse triunfador con respecto al juicio de los demás. De ahí que vive pendiente de los otros, y que su seguridad reside en la conformidad; en no apartarse del rebaño. El hombre debe estar de acuerdo con la sociedad, ir por el mismo camino y no apartarse de la opinión o de lo establecido por ésta.

La sociedad de consumo para funcionar bien necesita una clase de hombres que cooperen dócilmente en grupos numerosos que quieren consumir más y más, cuyos gustos estén estandarizados y que puedan ser fácilmente influidos y anticipados. Este tipo de sociedad necesita hombres que se sientan libres o independientes, que no estén sometidos a ninguna autoridad o principio o conciencia moral y que no obstante estén dispuestos a ser mandados, a hacer lo previsto, a encajar sin roces en la máquina social. Los hombres actuales son guiados sin fuerza, conducidos sin líderes, impulsados sin ninguna meta, salvo la de continuar en movimiento, de avanzar. Esta clase de hombre es el autómata, persona que se deja dirigir por otra. El humano, debe trabajar para satisfacer sus deseos, los cuales son constantemente estimulados y dirigidos por la maquinaria económica. El sujeto automatizado se enfrenta a una situación peligrosa, ya que su razón se deteriora y decrece su inteligencia, adquiriendo la fuerza material más poderosa sin la sabiduría para emplearla.

El peligro que el autor ve en el futuro del humano es que éstos se conviertan en robots. Verdad es que los robots no se rebelan. Pero dada la naturaleza del humano, los robots no pueden vivir y mantenerse cuerdos. Entonces buscarán destruir el mundo y destruirse a sí mismos, pues ya no serán capaces de soportar el tedio de una vida falta de sentido y carente por completo de objetivos. Para superar ese peligro el autor dice que se debe vencer la enajenación, debe vencer las actitudes pasivas y orientadas mercantilmente que ahora lo dominan y elegir en cambio una senda madura y productiva. Debe volver a adquirir el sentimiento de ser él mismo y retomar el valor de su vida interior.

Pensamiento

Dos libros son particularmente importantes para conocer el pensamiento del sabio alemán, el primero es “El miedo a la libertad” y el segundo es “El corazón del hombre”, en ellos propone su estructura filosófica: la del Humanismo dialéctico. A pesar de esto, se considera que los libros "El Miedo a la libertad", "Ética y Psicoanálisis" y "Psicoanálisis de la sociedad contemporánea" presentan también una continuidad en lo que atañe al pensamiento psicológico de Erich Fromm, además de que en la obra "Psicoanálisis de la sociedad contemporánea" funda lo que él llama el psicoanálisis humanista.

Fromm dice en el prefacio de “El Corazón del hombre” que “El miedo a la libertad” fue el fruto de su experiencia clínica y de la especulación teórica para comprender tanto a la libertad, como a la agresión y al instinto destructor. El pensador distingue entre la agresión al servicio de la vida, biofilia, y la necrofilia o agresión al servicio de la muerte.

En un libro previo, El arte de amar, Fromm analizó la capacidad de amar y por el contrario El corazón del hombre tiene como eje la enunciación y caracterización de dos síndromes, el de “crecimiento” (amor a la vida, a la independencia y la superación del narcisismo) y el de “decadencia” (amor a la muerte, a la simbiosis incestuosa y al narcisismo maligno)

A Fromm le interesa la visión de Hobbes en el sentido de que el hombre es lobo del hombre, pero al mismo tiempo, destaca la inclinación humana al autosacrificio. Se pregunta respecto de esta condición dual si es el hombre lobo o cordero de sí mismo. En busca de una respuesta recurre al Nuevo Testamento para concluir finalmente que este libro refleja tanto una condición como la otra, luego concluye que el hombre es a la par lobo y cordero. Sin embargo, no todos los hombres han desarrollado de la misma manera ambas condiciones, pues en la inmensa mayoría predomina el cordero, en tanto una minoría es dominada por la condición de lobo, pero esta minoría ha sabido exaltar la condición de lobo que existe en la inmensa mayoría.

Fromm concluye que “El hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad y no el malvado o el sádico” lo cual se puede concretizar cuando se combinan en él las tres orientaciones que forman el Síndrome de decadencia y que “mueve al hombre a destruir por el gusto a la destrucción y a odiar por el gusto de odiar”. En contraposición describe el Síndrome de crecimiento “el amor a la vida (en cuanto opuesto al amor a la muerte) el amor al hombre (opuesto al narcisismo) y el amor a la independencia (opuesto a la fijación simbiótico-incestuosa).

Desde luego que una mentalidad tan rica y creativa como la de Erich Fromm que vivió intensamente su tiempo, que abrazó a un marxismo alejado del totalitarismo imperante y que rechazó a un capitalismo feroz, que además fue un educador, un literato de gran atractivo pues sus libros son de fácil lectura y que combinaba tanto su experiencia clínica con su meditación filosófica, produjo un rico pensamiento dotado de muchas aristas expuestas a lo largo de más de veinte libros.

Son de importancia trascendental sus estudios acerca de la relación que existe entre los sistemas políticos totalitarios y las religiones monoteístas. Según Fromm las religiones monoteístas educan a los individuos en la obediencia ciega a una autoridad superior, que pone las normas por encima de cualquier razón o discusión. Así el hombre queda reducido a un mero servidor de un Dios Todopoderoso. Esta mentalidad masoquista, adquirida desde la infancia, sería la base psicológica que ha hecho que muchos hombres sigan ciegamente a dictadores como Hitler. Poco antes de morir Fromm publicó un libro que supuso un paso adelante en su pensamiento: “Anatomía de la destructividad humana”. En este escrito planteó la idea de que el hombre se decanta en su vida entre dos fuerzas: la biofilia y la necrofilia. La primera es la fuerza que impulsa al ser humano a amar la vida y a crear. La segunda es el reverso tenebroso de esta fuerza. La necrofilia surge cuando el hombre se decanta por el egoísmo, y conlleva la soberbia, la codicia, la violencia, el ansia de destruir y el odio a la vida.

Entre sus obras podemos destacar entre otras: ¿Podrá sobrevivir el hombre?, Del tener al ser, El arte de amar, El miedo a la libertad, La condición humana actual, El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal, Grandeza y limitaciones del pensamiento de Freud, La revolución de la esperanza: hacia una tecnología humanizada, La sociedad industrial contemporánea.

Adaptación a partir de Wikipedia, la enciclopedia libre


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