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El apego infantil: definición, funciones y tipos

El apoyo emocional y la comprensión son necesidades básicas durante los primeros años de vida.

A lo largo de todo el embarazo se va estableciendo un vínculo bio-psico-afectivo entre madre e hijo: un vínculo de naturaleza primaria que perdura tras el parto y cuya quiebra por las causas que sean puede acarrear consecuencias graves para el futuro desarrollo del recién nacido (ver aquí). La relación de apego entre una madre y su hijo se comienza a establecer durante el embarazo. Durante el curso del embarazo, los futuros padres comienzan a imaginar su futuro hijo, a ellos mismos en su nuevo rol como cuidadores y la relación con el bebé al nacer. Estas representaciones mentales son parte del proceso psicológico durante la gestación, que ayuda a preparar a la pareja a la transición hacia futuros padres y cuidadores de un bebé. A estas imágenes mentales, se les conoce como representaciones prenatales maternas. Durante el embarazo ocurre un proceso psicológico, en el cual la identidad maternal incluye una reorganización de aspectos del Self de la futura madre. Además de encontrarse en el rol de mujer, hija, esposa o pareja, persona que trabaja, se instala el nuevo rol de convertirse en madre de un nuevo ser. Así, parte del embarazo es desarrollar una nueva identidad como futura madre. Además de este nuevo rol en la identidad del Self de la futura madre, ésta se encuentra en la tarea de desarrollar un sentimiento de conexión al futuro bebé.

En los últimos tiempos se ha encontrado cada vez mayor evidencia en la literatura sobre las representaciones prenatales maternas, y cómo éstas predicen la sensibilidad de la respuesta materna durante la interacción con su hijo durante los primeros años de vida. La calidad de las representaciones prenatales maternas tienen un impacto en la cualidad de la relación que se establece entre el hijo y la madre desde el postparto y el estilo de apego que se generará en el niño con respecto a la relación con su madre

El apego, en etología, es una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos individuos, por medio de sus interacciones recíprocas, y cuyo objetivo inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza, ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección. Desde el punto de vista emocional, el apego surge cuando se está seguro de que la otra persona estará ahí incondicionalmente, lo que facilita que aparezcan la empatía, la comunicación emocional y hasta el amor entre estas personas. Desde el punto de vista cognitivo, la propia existencia de una relación de apego, conlleva a la construcción de un modelo mental de dicha relación, una imagen de cómo es el propio niño, representaciones sobre la figura de apego y una teoría mental sobre la imagen que la figura de apego tiene sobre el niño.

El apego infantil entre humanos suele aparecer en torno al año y suele darse entre un niño o niña y sus progenitores/cuidadores. Según Bowlby, uno de los grandes estudiosos del tema, la conducta de apego tiene dos funciones básicas: una función biológica, que es obtener protección para asegurar la supervivencia, y la otra de carácter más psicológico, la de adquirir seguridad.

Se pueden diferenciar tres tipos de conductas de apego. Conductas señalizadoras: son las que hacen los niños para que la figura de apego se dé cuenta de que quiere iniciar una interacción. Ej.: sonrisa, vocalizaciones, balbuceos… Conductas aversivas: son señales que tienen el objetivo de conducir a la madre hacia el niño, para finalizar el llanto o el comportamiento agresivo de este. Conductas activas: son aquellas que llevan al niño hacia la madre. Ej.: aproximación a la madre, seguimiento. (Fuente: Wikipedia)

Al nacer, los niños y niñas no sólo necesitan una buena atención médica, sino que también requieren desde el primer momento el afecto y el contacto necesario con su madre. También debemos procurarle la necesaria atención emocional. Un factor necesario para el adecuado desarrollo del niño es el apego.

¿Qué es el apego? En los primeros años de vida, por apego se entiende el vínculo afectivo que se establece entre madre e hijo. Es el sentimiento que une al niño con una o varias personas del sistema familiar. Es el vínculo emocional y conductual más importante en la primera infancia. El apego se establece durante los tres primeros meses. Da lugar a un modelo interno de relaciones afectivas, una representación inconsciente que, siendo bastante estable en el primer año, puede modificarse por experiencias posteriores. Los niños se van a fiar o no de ciertas cosas, personas, etc. También sirve de base para relaciones afectivas, guiando la conducta de otros y la forma de dirigirse hacia ellos.

Una necesidad básica. El apego es una necesidad universal y primaria. El niño necesita de un cuidador para llegar a ser alguien, reconocerse como es. Esto permite que el cerebro del bebé se vaya desarrollando tal y como debe, gracias a las dinámicas sociales con las que empieza a trabajar. Malcriar a un niño significa criarlo mal, es decir, con poco respeto, pocos mimos, poco cariño, pocos abrazos; jugar con él, consolarle mucho cuando llora o coger en brazos ayudará a establecer una buena sintonía afectiva entre madre e hijo. Las situaciones adversas al apego dan lugar a mecanismos defensivos, fallo en la función mentalizadora y reflexiva del cerebro. El buen trato configura su evolución y la correcta funcionalidad del cerebro. Un bebé sin apego se desconecta emocionalmente.

Funciones del apego infantil

Las funciones que desempeña el apego durante los primeros años de vida son los siguientes.

  1. Buscar y mantener la proximidad. Es muy importante que la madre o cualquier persona de la familia esté cerca del niño para saber lo que siente.
  2. Resistirse a la separación y protestar si ésta se produce. El niño, sobre todo si es muy pequeño, necesita de sus padres para que tenga un desarrollo adecuado. En el caso de que se separen, es más probable que el niño desarrolle problemas de conducta o ansiedad.
  3. Usar la figura de apego como base de seguridad. Desde esta seguridad es posible empezar a explorar el mundo físico y social. Esta función ayuda a que sus neuronas se conecten adecuadamente y le permite adentrarse en la educación y, sobre todo, que el niño organice las cosas y que tenga una idea clara de las cosas, personas, etc.
  4. Apoyo emocional. En la infancia, el apego permite sentirse seguro buscando en la figura de apego el bienestar y el apoyo emocional.

Tipos de apego

En la educación y crianza de niños y niñas influyen los siguientes tipos de apego.

  1. Apego seguro. La figura de apego es el padre o la madre que es capaz de responder adecuadamente a las señales emocionales del niño. En este tipo de apego, el niño comprende bien los sentimientos y los puede regular; buscan la proximidad y contacto; tienen expectativas positivas; muestran actitudes de cooperación y empatía; son fácilmente reconfortados por las figuras de apego; son personas socialmente competentes y muestran una ansiedad normal en separaciones.
  2. Apego ansioso-ambivalente. Lo compone padres que son cariñosos pero no saben entender bien al bebé; juegan menos, hay menos contacto; son duras y egoístas y menos sensibles; responde sólo a las condiciones negativas del niño (si un niño se queja); hay menos contacto. El niño muestra una ansiedad intensa; son difícilmente consolados por la figura de apego; muestra rabia anticipada; no accede a reglas fácilmente; ignoran sus estados emocionales y hay comportamiento antisocial en la adolescencia.
  3. Apego ansioso-evitativo. Aquí hay padres irresponsables, rechazantes, intolerables con los niños, piensan que todo lo que hace el niño está mal, hay continuas conductas de cólera y rechazo. El niño tiene escasa o nula ansiedad por la separación; no quiere ver a su madre con personas extrañas; evita los rechazos y castigos; el niño nota que no se le quiere, que molesta; son menos cooperativos y más agresivos.
  4. Apego ansioso-desorganizado. Está presente cuando hay padres que maltratan física y psicológicamente al niño, manipulan a su hijo. El niño está desorientado, se aproxima a la figura de apego pero con evitación de mirada; no están motivados por alcanzar metas o conductas determinadas (están llenos de miedo y angustia); temen a su figura de apego y buscan a otras personas como médicos o enfermeras; son más probables a tener problemas de conducta y de agresividad.

Elaboración a partir de Natali Mur Baquer: “El apego infantil: definición, funciones y tipos” y otros materiales.

Ver también la sección: EDUCACIÓ FAMILIAR


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