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Hacia la autorrealización

Hacia la actualización del potencial humano que cada uno llevamos dentro

La psicología humanista: Abraham MASLOW

Abraham Maslow (1908-1970) influyó notablemente en la visión del mundo de su época. Proporcionó un nuevo rostro al estudio del comportamiento humano. Llamó a su nueva disciplina «Psicología Humanista». Fue uno de los principales fundadores de la Psicología Humanística y, junto con Carl Rogers, contribuyó a establecer esa doctrina como tercera fuerza dentro de la profesión psicológica norteamericana (las otras dos fuerzas principales son el psicoanálisis y el conductismo).

En el prólogo a una de sus principales obras «El hombre autorrealizado» (1962) escribía: Unos breves trazos acerca de las corrientes existentes en la psicología contemporánea, pueden servir para situar este libro en el lugar que le corresponde. Las dos teorías comprensivas acerca de la naturaleza humana que, hasta hace poco, más han influenciado a la psicología, son el freudismo y el behaviorismo positivista y experimental. Las restantes teorías eran menos comprensivas y sus seguidores formaban grupos de tendencias heterogéneas. Sin embargo, en los últimos años estos diversos grupos se han ido aglutinando rápidamente en torno a una tercera teoría cada vez más comprensiva acerca de la naturaleza humana, algo así como una «Tercera Fuerza».

Maslow quiso dedicarse a la mejora de la calidad humana de las personas. Para ello se dedicó al estudio de personas que habían alcanzado un alto nivel de autodesarrollo. Las denominó «personas autorrealizadas». Su foco de interés lo mantuvo en las necesidades de crecimiento humano y la culminación del mismo, la autorrealización, que comprendía todo el potencial de cada persona, a fin de descubrir cuáles eran los rasgos comunes que caracterizaban a este tipo de individuos y cómo habían alcanzado tan alto nivel de autorrealización. Para aplicar posteriormente sus descubrimientos al cultivo de Organizaciones eupsíquicas, es decir, organizaciones en las cuales la proporción de personas de calidad, altruistas y creativas fuera superior a la media.

  • Todas las personas tienen un intenso deseo de realizar completamente su potencial, para alcanzar un nivel de «autorrealización».
  • Las personas autorrealizadas actúan impulsadas por fuerzas innatas que están más allá de sus necesidades básicas, de tal modo que pueden explorar y alcanzar su completo potencial humano.
  • Las personas que se autorrealizan son capaces de llegar a «experiencias cumbre», que constituyen momentos de profundo amor, entendimiento, felicidad, o arrobamiento, durante los que la persona se siente más completa, viva, autosuficiente, e incluso como la propia continuación del mundo, más consciente de la verdad, la justicia, la armonía, la bondad, y ese tipo de sentimientos.

La aportación de Maslow a la psicología

Abraham Maslow fue un psicólogo estadounidense, uno de los principales exponentes de la psicología humanista que surgió en los años 1950 y 1960, una corriente psicológica que postula la existencia de una tendencia humana básica hacia la salud mental, que se manifestaría como una serie de procesos de búsqueda de autoactualización y autorrealización. Su posición se suele clasificar en psicología como una «tercera fuerza», y se ubica teórica y técnicamente entre los paradigmas del conductismo y el psicoanálisis.

A. MaslowMaslow enfatiza dos facetas de la naturaleza humana, la sana y la enferma, considerando que deberían existir dos caras en la psicología. Gran parte de la estructura teórica de la psicología tradicional se basaba en el estudio de las dimensiones inferiores del ser humano, en las situaciones peores y más apremiantes. «Es como si Freud nos proporcionase la mitad enferma de la psicología y ahora debamos completarla con la mitad sana». A diferencia, pues, del enfoque tradicional basado en el análisis de la enfermedad y su curación, la base de su investigación y pensamiento fue la salud mental y el potencial humano. Acuñó conceptos nuevos en el campo de la psicología como jerarquía de necesidades, autorrealización, metanecesidades, metamotivación y experiencias cumbre.

Los psicólogos humanistas postulan que todas las personas tienen un intenso deseo de realizar completamente su potencial, para alcanzar un nivel de «autorrealización». Para probar que los seres humanos no solamente reaccionan ciegamente a las situaciones, sino que tratan de realizar una tarea mayor, Maslow estudió mentalmente a individuos saludables en lugar de a personas con serios problemas psicológicos. Esto le proporcionó información para su teoría de que la gente puede llegar a vivir «experiencias cumbre», momentos sublimes en la vida en los que el individuo está en plena armonía consigo mismo y con su entorno. Una de las afirmaciones decisivas de Maslow es que en los seres humanos hay una tendencia innata a sacar el mayor partido posible de sus propios talentos y potencialidades, tendencia que él denominó autorrealización. El enfoque de Maslow respecto de la psicología y de la vida en general inspira entusiasmo; no consideraba a las personas como juguetes del destino, peleles o víctimas de la vida.

La psicología maslowiana se propuso exponer fielmente la jerarquía de las motivaciones humanas y enumerar las características de las personas que se autorrealizan.  La hipótesis de trabajo permanente de Maslow se basa en una evidencia fundamental: hay seres humanos que manifiestan de manera excelsa la naturaleza que nos es común a todos.  Maslow apostó con decisión y constancia para introducir en la psicología científica los aspectos positivos de la personalidad, las cualidades humanas que muestran claras evidencias de hacer bien a los individuos y a la sociedad. Una premisa fundamental: La vida humana no podrá entenderse nunca si no se tienen en cuenta sus aspiraciones más elevadas. El crecimiento, la autorrealización, procurar la salud, buscar la identidad y la autonomía, anhelar la grandeza (y otras formas de expresar el esfuerzo de superación) se deben aceptar sin dudar como una tendencia humana ampliamente extendida y quizá universal. Este planteamiento está enfocado a la promoción de las actitudes positivas, supone que la naturaleza humana tiende a desarrollarse de manera instintoide, enfatizando así el carácter innato, natural o esencial de ese impulso humano. Aunque consideraba que es necesario ser prudente al afirmar las precondiciones de “bondad” en la naturaleza humana [...] es ya posible rechazar rotundamente la desesperada creencia de que la naturaleza humana es, en último término y básicamente, depravada y mala.

En el pensamiento de Maslow hay una clara coincidencia entre necesidades y motivaciones: nos movemos porque la vida es un dinamismo de satisfacción de requerimientos para seguir adelante. Obviamente, esas necesidades son muy variadas. El esfuerzo de Maslow para jerarquizar esa variedad es triple: primero, identificar y ordenar las necesidades; segundo, asociar ese ordenamiento a un concepto de crecimiento hacia la perfección, incluyendo las metanecesidades (estéticas, creativas, expresivas, de autotrascendencia...); tercero, reorientar el carácter prescriptivo y operativo de la psicología.

La jerarquía de las necesidades humanas

El desarrollo teórico más conocido de Maslow es la pirámide de las necesidades, modelo que plantea una jerarquía de las necesidades humanas, en la que la satisfacción de las necesidades más básicas o subordinadas da lugar a la generación sucesiva de necesidades más altas o superordinadas. La teoría de la autorrealización de Maslow postula que el hombre es un todo integrado y organizado. Defiende que cada individuo posee unas necesidades jerárquicas que deben satisfacerse. Estas necesidades son fisiológicas, afectivas y de autorrealización y deben ser resueltas desde la base de la pirámide, que son las fisiológicas, de seguridad, afectivas y de autoestima. de este modo consigue avanzar hacia la autorrealización que es la cumbre de la pirámide.

La tesis central de la pirámide de las necesidades expresa que los seres humanos tienen necesidades estructuradas en diferentes estratos, de tal modo que las necesidades secundarias o superiores van surgiendo a medida que se van satisfaciendo las más básicas. Sin embargo, según Maslow únicamente aquellas necesidades no satisfechas generan una alteración en la conducta ya que una necesidad suplida no genera por sí misma ningún efecto. Otro principio fundamental de su teoría es el que sugiere que las únicas necesidades que nacen con el individuo son las de la base es decir las necesidades fisiológicas y que las demás surgen a partir de estas necesidades una vez que ya han sido suplidas.     

Maslow ideó una ayuda visual para explicar su teoría, que llamó «jerarquía de necesidades», consistente en una pirámide que contiene las necesidades humanas, psicológicas y físicas. Subiendo escalón a escalón por la pirámide, se llega a la autorrealización. En la base de la pirámide se encuentran las «necesidades básicas» o «necesidades fisiológicas», que incluyen la alimentación (comer y beber), la respiración, la eliminación (orinar, defecar, sudar, etc.), el descanso y el sueño y, en general, el mantenimiento involuntario e instintivo de las funciones corporales que hacen posible la vida. El siguiente nivel es el de las «necesidades de seguridad y protección»: seguridad, orden y estabilidad. Estos dos primeros escalones son importantes para la supervivencia de la persona. Una vez que los individuos tienen satisfecha su nutrición, cobijo y seguridad vital, tratan de satisfacer otras necesidades. El tercer nivel es el de «necesidad de amor y pertenencia», compuesto por necesidades psicológicas; cuando los seres humanos han cuidado de sí mismos físicamente, están listos para compartirse a sí mismos con otros. El cuarto nivel se alcanza cuando los individuos se sienten cómodos con lo que han conseguido; este es el nivel de «necesidad de estima», que incluye el éxito y el estatus, fundamentalmente en la percepción propia (autoestima), aunque también en la percepción que los demás le transmiten (heteroestima). La cima de la pirámide es la «necesidad de autorrealización», y se supera cuando se alcanza un estado de armonía y entendimiento.

Para Maslow la forma en la que las necesidades esenciales son satisfechas es tan importante como las necesidades en sí mismas. En la medida en que una persona satisface su impulso de cooperación social, establece relaciones significativas con otras personas y amplía su mundo. En otras palabras, establece conexiones significativas con una realidad externa —un componente esencial de la autorrealización—. Por contra, en la medida en que las necesidades vitales encuentran egoísmo y satisfacción del deseo de competición/competencia, la persona adquiere emociones hostiles y limita sus relaciones con la realidad externa —su conciencia permanece internamente limitada.

Más allá de la rutina de la satisfacción de las necesidades, Maslow previó experiencias extraordinarias, llamadas «experiencias cumbre», que constituyen momentos de profundo amor, entendimiento, felicidad, o arrobamiento, durante los que la persona se siente más completa, viva, autosuficiente, más consciente de la verdad, la justicia, la armonía, la bondad. Maslow denomina “experiencias cumbre” a momentos privilegiados en los que cada uno de nosotros es llevado más allá de sí mismo –ya sea a través de la vía estática, intelectual, erótica, religiosa o simplemente cotidiana. Las personas autorrealizadas tienen muchas experiencias de este tipo.

Las personas autorrealizadas

En su libro “El hombre autorrealizado” Maslow sostiene que cada uno de nosotros posee una naturaleza interna de base esencialmente biológica, que es hasta cierto punto “natural”, intrínseca, innata y, en cierto sentido, inmutable. Esta naturaleza interna no parece ser intrínseca, primordial o necesariamente perversa. Las necesidades básicas (vida, inmunidad y seguridad, pertenencia y afecto, respeto y auto-respeto, auto-realización), las emociones humanas básicas y las potencialidades humanas básicas son neutrales, premorales o positivamente buenas. Puesto que esta naturaleza interna es buena o neutral y no mala, es más conveniente sacarla a la luz y cultivarla que intentar ahogarla. Si se le permite que actúe nos desarrollaremos saludable, provechosa y felizmente. Esta naturaleza interna es débil, delicada, sutil y fácilmente derrotada por los hábitos, presiones sociales y las actitudes erróneas a su respecto.  Aun cuando es débil, presiona de continuo por salir a la luz.

Maslow sostenía que cada época, a excepción de la nuestra, ha tenido su modelo, su ideal, pero todos ellos —el santo, el héroe, el caballero y el místico— se han visto sacrificados por nuestra cultura. Lo único que ahora nos queda es el sustituto pálido y dudoso del hombre bien ajustado y sin problemas. Quizás podamos utilizar pronto como modelo y principio rector al ser humano autorrealizado, es decir, al ser humano que está en camino del pleno desarrollo de todas sus potencialidades y cuya naturaleza interior no está doblegada, reprimida ni negada, sino que se manifiesta libremente. Maslow basó sus estudios en personas que conocía y que claramente cumplían con el estándar de autorrealización. Personas que, en su opinión, habían plasmado el ideal de las personas que se autorrealizan. Personas que actúan impulsadas por fuerzas innatas que están más allá de sus necesidades básicas, de tal modo que pueden explorar y alcanzar su completo potencial humano.

Encontró que todos los individuos que estudió presentaban rasgos de personalidad similares. Las personas autorrealizadas tienden a enfocar sus problemas fuera de sí mismas; tienen un sentido claro de lo que es verdadero y lo que es falso; son espontáneos y creativos; y no están demasiado aferrados a las convenciones sociales. Todos estaban «centrados en la realidad», capaces de diferenciar lo que era fraudulento de lo que era genuino. También estaban «centrados en los problemas», en el sentido de que trataban las dificultades de la vida como problemas que requerían solución. Estos individuos también estaban cómodos cuando estaban solos y tenían relaciones personales saludables. Solo tenían unos pocos familiares y amigos cercanos, más que un gran número de relaciones superficiales. Una figura histórica que resultó útil a Maslow en su camino hacia el entendimiento de la autorrealización fue Lao-Tsé, el «padre del taoísmo». Un principio del taoísmo consiste en que las personas no obtienen significado personal ni placer buscando posesiones materiales.

El término «autorrealización» subraya la «plenitud humana», el desarrollo de la naturaleza del hombre basada en la biología, y es por tanto algo normativo para toda la especie independientemente de tiempos y lugares; es decir, está menos en función de la cultura. Un concepto que se construye más a partir del determinismo biológico que de los patrones axiológicos histórico-culturales arbitrarios, de culturas específicas, como acontece frecuentemente con los términos «salud» y «enfermedad».

La prueba de que la gente maravillosa puede existir y realmente existe es suficiente para darnos valor, esperanza, fuerza para seguir luchando, fe en nosotros mismos y en nuestras posibilidades de crecer. También la esperanza de la naturaleza humana, no importa cuán sobria sea, debería ayudarnos a desarrollar la fraternidad y la solidaridad.

Elaboración propia a partir de materiales diversos.

Ver tambien: Jerarquía de las necesidades humanas


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